Las mujeres votarán en la XVI Asamblea del Sínodo de los Obispos, en donde habrá además presencia de jóvenes


Al respecto, comentaron que no cambiará ni la naturaleza ni el nombre -que sigue siendo el Sínodo de los Obispos-, pero sí se modificará la composición de los participantes en la asamblea del próximo octubre en el Vaticano sobre el tema de la sinodalidad, en la que también participarán miembros «no obispos», designados directamente por el Papa, el 50% de los cuales «se espera» que sean mujeres. Un pedido explícito por parte de diversos sectores, junto con el de «potenciar» la presencia de los jóvenes. Todos tendrán derecho a votar, llegando a un número de miembros con derecho a voto, en el Salón del Nuevo Sínodo, de alrededor de 370 sobre los más de 400 participantes totales.

 

Principales cambios e innovaciones introducidos por el Papa para el Sínodo
En primer lugar, los diez clérigos pertenecientes a institutos de vida consagrada, elegidos por las organizaciones que representan a los superiores generales, ya no están presentes. Han sido sustituidos por cinco religiosas y cinco religiosos pertenecientes también a institutos de vida consagrada, elegidos por las mismas organizaciones representativas de las superioras y de los superiores generales. Como miembros, tienen derecho a voto.

 

En segundo lugar, ya no hay auditores, pero se añaden otros 70 miembros no obispos, que representan a otros fieles del Pueblo de Dios (sacerdotes, personas consagradas, diáconos, fieles laicos) y que proceden de las Iglesias locales. Son elegidos por el Papa de una lista de 140 personas indicadas (y no elegidas) por las siete reuniones internacionales de las conferencias episcopales y la asamblea de patriarcas de las iglesias orientales católicas. Este miércoles 26 de abril ,desde el Sínodo, enviaron sendas cartas a las conferencias episcopales solicitando elaborar las listas de nombres. Tienen plazo hasta fines de mayo para hacerlo.

 

Se pide desde la organización que el 50% de estos miembros sean mujeres y que se valore también la presencia de jóvenes. Se solicita que se tenga en cuenta no solo su cultura general y prudencia, sino también sus conocimientos, tanto teóricos como prácticos, y su participación en diversas capacidades respecto del proceso sinodal.

 

En tercer lugar, los representantes de los Dicasterios que participarán son los indicados por el Santo Padre.

 

No es una revolución
Al comentar estas modificaciones, los purpurados aclararon que «no es una revolución, sino un cambio importante». Tras el coloquio, en declaraciones a los medios vaticanos, el cardenal Hollerich, arzobispo de Luxemburgo, precisó su reticencia a utilizar el término «revolución». Comentó que, si se lee libros sobre la historia de la revolución francesa, hay voces a favor, hay voces en contra, las revoluciones dividen, exigen víctimas. En cambio, «nosotros no queremos víctimas, queremos avanzar juntos».

 

Asimismo, Hollerich destacó que «nos encontramos frente a un desafío mundial: la polarización, un individualismo cada vez más grande, en el que el consenso no existe más. Por tanto, según Hollerich, si la Iglesia encuentra una manera sinodal para gestionar las divergencias en comunión y caminar juntos, estaría prestando ‘un gran servicio’ al mundo».

 

El cardenal Hollerich, quien fue el primero en intervenir durante el encuentro, manifestó su alegría de tener a la Iglesia entera reunida en Roma para el próximo sínodo. Luego, el purpurado expresó su satisfacción porque, retomando la imagen de la tienda que es el disparador del documento final para la etapa continental, dijo que el espacio se está ensanchando.

 

Los purpurados resaltaron que la participación de realidades eclesiales tan diversas en el sínodo asegura el diálogo existente entre el don de profecía del Pueblo de Dios y el discernimiento de los pastores. Una circularidad que, según consideraron, se puso de manifiesto durante todo el proceso sinodal.

 

Ambos auguraron que estas novedades continuarán enriqueciendo el Sínodo, cuya naturaleza no cambió, insistieron, sino que sigue siendo Sínodo de los Obispos, pero enriquecerá también a toda la Iglesia.

 

Los facilitadores
Consultados sobre el papel de los facilitadores, los cardenales subrayaron que la experiencia nos enseñó que un facilitador ayuda a crear una dinámica que realmente puede traer frutos. Como ejemplo, recordaron lo que han experimentado con la conversación espiritual en las asambleas continentales. Todos los que aplicaron esta metodología quedaron muy contentos, aseveraron.

 

Respondiendo a una pregunta sobre las votaciones finales, los interlocutores fueron claros: «No estamos detrás de los votos». Y acotaron que la votación es un instrumento humano que ayudará, pero que el sínodo «es un discernimiento, es una oración». Palabras que recuerdan la enseñanza del papa Francisco, quien siempre observó que el sínodo no es un parlamento, sino un «meterse en juego con el Espíritu».

 

Fuente: AICA


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