Al recibirlos en la Sala Clementina, y sobre el tema “Laicado y ministerialidad en la Iglesia sinodal, el Papa citó varias veces la exhortación apostólica Evangelii gaudium , expresando que “la voluntad de servir a los hermanos y, en ellos, a Cristo” es el “verdadera motivación que debe animar a todo creyente a asumir cualquier tarea eclesial, cualquier compromiso de testimonio cristiano en la realidad que vive” .
Un dicasterio cerca de las mujeres y los hombres de hoy
Francisco agradeció a los miembros del Dicasterio el trabajo y el compromiso de estos años, en ámbitos que afectan a la vida cotidiana de tantas personas: “las familias, los jóvenes, los ancianos, los grupos asociados de fieles y, más en general, de los laicos que viven en el mundo con sus alegrías y sus penas”.
Refiriéndose al tema de la asamblea plenaria, el Papa recordó que cuando se habla de ministerios, “se piensa inmediatamente en los ministerios ‘instituidos’ -lector, acólito, catequista- que son bien conocidos y sobre los que se ha reflexionado mucho”. De hecho, se caracterizan por un acto específico de institución de la Iglesia “y por una cierta visibilidad”, están conectados con el ministerio ordenado, “aunque no requieran el sacramento del Orden Sagrado”. Pero éstos, subrayó, “no agotan la ministerialidad de la Iglesia, que es más amplia y que involucra a todos los fieles desde las primeras comunidades cristianas”. Pero en eso, “lamentablemente nos quedamos cortos”.
Es tarea de todo laico llevar los “valores cristianos al mundo social, político y económico de nuestro tiempo”. Esta es la misión encomendada sobre todo a los laicos, cuya acción no puede limitarse a las tareas eclesiales internas, “sin un auténtico compromiso con la aplicación del Evangelio en la transformación de la sociedad”, añadió.
La utilidad de los fieles, y especialmente de los laicos, deriva de los carismas “que el Espíritu Santo da al pueblo de Dios para su edificación”, prosiguió el Papa:
“Aparece primero un carisma inspirado por el Espíritu; luego la Iglesia reconoce este carisma como un servicio útil a la comunidad; finalmente, en un tercer momento, se introduce y difunde un oficio específico. Esto aclara aún más por qué el oficio de la iglesia no puede reducirse a los oficios usados, sino que cubre un campo mucho más amplio”.
Incluso hoy, como en las comunidades originarias, en vista de necesidades pastorales particulares, los obispos podrían, sin recurrir a la creación de ministerios, encomendar a los fieles laicos ciertas funciones vicarias, es decir, ministerios temporales, tales como el anuncio de la Palabra o sucederá la distribución de la Eucaristía.
Ministerios de caridad hacia los pobres y los migrantes
Asimismo, dijo el Santo Padre, además de los ministerios instituidos, los servicios de abastecimiento y otros oficios permanentemente encomendados, “los laicos pueden desempeñar una variedad de tareas, que expresan su participación en la función sacerdotal, profética y real de Cristo, no sólo dentro de la Iglesia, sino también en los ambientes en los que se insertan”.
Pienso sobre todo en las necesidades vinculadas a las viejas y nuevas formas de pobreza, así como a los migrantes, que requieren con urgencia acciones de acogida y solidaridad. En estos campos de la caridad pueden surgir muchos servicios que toman la forma de verdaderos ministerios. Es un gran espacio de compromiso para quienes desean experimentar en términos concretos la cercanía de Jesús hacia los demás, que muchas veces han experimentado de primera mano. Así el ministerio se convierte, además de un simple compromiso social, en un hermoso y personal testimonio cristiano.
Ministerios de cercanía a las familias
El Papa se refirió luego a la familia, sobre la que se reflexionó mucho durante la plenaria, “examinando algunos desafíos de la pastoral familiar”.
Incluyendo las situaciones de crisis conyugal, los problemas de las personas separadas y divorciadas y las que viven en una nueva unión o han contraído un nuevo matrimonio.
Y recordó documentos de san Juan Pablo II sobre el tema, como Christifideles laici, que afirma “que hay ministerios que tienen su fundamento sacramental en el Matrimonio y no sólo en el Bautismo y la Confirmación”. Luego la Familiaris consortio, que habla de “la misión educativa de la familia como ministerio de evangelización, que la convierte en lugar de verdadera y propia iniciación cristiana”. Y ya en la Evangelii nuntiandi de Pablo VI “se recuerda que el espíritu misionero intrínseco de la vocación conyugal se expresa también fuera de la familia misma, cuando se convierte en “evangelizadora de muchas otras familias y del ambiente en el que se inserta”, documento éste que instó a “retomarlo, volver a leerlo, es muy oportuno”, dijo Francisco.
Un ministerio unido por la misión y el servicio
Mirando a los diversos tipos de ministerio que enumeró, el Papa resaltó los dos aspectos que tienen en común: la misión y el servicio.
“En efecto, todos los ministerios son expresiones de la única misión de la Iglesia y todos son formas de servicio a los demás”, agregó. Y, en particular, subrayó que en la raíz del término ministerio está la palabra minus, que significa “menor”, lo cual consideró “un pequeño detalle, pero de gran importancia”. Francisco apuntó que Jesús lo había dicho. “Que el que mande, sea el más pequeño, porque, si no, no sabes mandar”, señaló.
Quien sigue a Jesús no teme hacerse “inferior”, “menor” y ponerse al servicio de los demás. Jesús mismo, de hecho, nos enseñó: “El que quiera hacerse grande entre ustedes será su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes será esclavo de todos”. “Aquí radica la verdadera motivación que debe animar a todo creyente a la hora de asumir cualquier tarea eclesial, cualquier compromiso de testimonio cristiano en la realidad en la que vive: la voluntad de servir a los hermanos y, en ellos, servir a Cristo”.
“Que la Virgen los acompañe y les obtenga los dones del Espíritu Santo. De corazón los bendigo y por favor, les pido que recen por mí”, finalizó el Santo Padre.
Acerca del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida
El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida es competente para la valoración del apostolado de los fieles laicos, la atención pastoral de los jóvenes, de la familia y su misión según el plan de Dios y de los ancianos, y para la promoción y la protección de la vida.
En el ejercicio de sus propias competencias, el dicasterio mantiene relaciones con las Iglesias particulares, con las conferencias episcopales, sus uniones regionales y continentales, las estructuras jerárquicas orientales y demás organismos eclesiales, fomentando el intercambio entre ellos y ofreciendo su colaboración para que se promuevan los valores e iniciativas relacionadas con estas materias.
Al animar y alentar la promoción de la vocación y misión de los fieles laicos en la Iglesia y en el mundo, el dicasterio colabora con las diversas realidades eclesiales laicales para que los fieles laicos compartan en la pastoral y en el gobierno de la Iglesia sus experiencias de fe en las realidades sociales y sus propias habilidades seculares.
El dicasterio expresa la preocupación particular de la Iglesia por los jóvenes, promoviendo su protagonismo en medio de los desafíos del mundo. Apoya las iniciativas del Romano Pontífice en el campo de la pastoral juvenil y se pone al servicio de las conferencias episcopales y estructuras jerárquicas orientales, de las asociaciones y movimientos juveniles internacionales, fomentando su colaboración y organizando encuentros a nivel internacional.
El dicasterio se esfuerza por profundizar la reflexión sobre la relación hombre-mujer en su respectiva especificidad, reciprocidad, complementariedad e igual dignidad. Ofrece su contribución a la reflexión eclesial sobre la identidad y misión de la mujer y el hombre en la Iglesia y en la sociedad, promoviendo su participación, valorizando las peculiaridades femeninas y masculinas, y elaborando también modelos para funciones de liderazgo de la mujer en la Iglesia.
El dicasterio estudia las cuestiones relativas a la cooperación entre laicos y ministros ordenados en virtud del Bautismo y de la diversidad de carismas y ministerios, para fomentar en ambos la conciencia de la corresponsabilidad sobre la vida y misión de la Iglesia.
Fuente: AICA.
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