“El lema de este Congreso nos llama y nos compromete a asumir nuestro papel, no podemos ser indiferentes, no podemos vivir una cultura de la indiferencia, tenemos que comprometernos desde la Eucaristía, saber que estamos llamados a ser esos agentes de fraternidad, ese tender puente para buscar juntos soluciones y caminos”, lo dijo Monseñor Alfredo José Espinoza Mateus, S.D.B., Arzobispo de Quito, Ecuador, al presentar el 53 Congreso Eucarístico Internacional (IEC 2024), que tendrá lugar en la ciudad ecuatoriana de Quito, del 8 al 15 de septiembre de 2024.
El logo y el himno de este Congreso se presentaron hace unos días, y la mañana de este miércoles 24 de mayo, tuvo lugar en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el encuentro de los periodistas con el Arzobispo de Quito, Monseñor Alfredo José Espinoza Mateus, Presidente del Comité Local; el Padre Corrado Maggioni, Presidente del Pontificio Comité para los Congresos Eucarísticos Internacionales y el Padre Juan Carlos Garzón, Secretario General del Comité Local.
¿Qué significa para la Iglesia particular de Quito y sobre todo para el Ecuador ser la sede del próximo Congreso Eucarístico Internacional?
Es una gran bendición, el Congreso se da en el marco de la celebración de los 150 años de Consagración del Ecuador al Corazón de Jesús. Y es como digo una bendición, el Ecuador es un pueblo de fe, es un pueblo católico y el celebrar el Congreso es profundizar nuestra fe y profundizar el compromiso de ser cristiano en este tiempo. Porque el lema del Congreso “Fraternidad para sanar el mundo” nos abre al hermano partiendo del encuentro con el Señor en la Eucaristía nos abre a acercarnos al hermano para crear esta fraternidad para sanar todo aquello que rompe la fraternidad y la unidad.
Ecuador es un país que está sufriendo mucho a nivel social, como otras regiones de América Latina. Nos llegan noticias de motines en las cárceles y otros disturbios. Han elegido el tema de la fraternidad para este Congreso, ¿qué mensaje quieren enviar a la Iglesia y al pueblo ecuatoriano que tanto está sufriendo?
Creo que es un gran desafío para todos nosotros. Hay una realidad social difícil, dura, que no la podemos negar, que nos afecta. La violencia nos ha afectado grandemente en el país y las muertes, sicariatos, la guerra por el narcotráfico, son realidades duras que rompen toda unidad y toda fraternidad. Y este Congreso y este lema, “Fraternidad para sanar el mundo” nos llama y nos compromete como cristianos a asumir nuestro papel, no podemos ser indiferentes, no podemos vivir una cultura de la indiferencia, tenemos que comprometernos desde la Eucaristía saber que estamos llamados a ser esos agentes de fraternidad, ese tender puente para buscar juntos soluciones y caminos.
¿Cómo se está organizando la Iglesia de Ecuador, y particularmente la de Quito, para poder acoger este Congreso Eucarístico Internacional?
Como Iglesia del Ecuador estamos trabajando juntos. Si bien lo dices tú, Quito es la jurisdicción anfitriona, pero es un trabajo conjunto de la Conferencia Episcopal, no es un trabajo individual. Siempre en las asambleas, en las reuniones y en el Consejo de Presidencia de la Conferencia estamos analizando y presentando las cosas, hemos ido definiendo muchas cosas juntos los Obispos.
Como Arquidiócesis de Quito tenemos un sin número de comisiones que están trabajando, que estamos trabajando desde hace 2 años, desde que fuimos designados como sede. Hay que recordar que los Congresos son cada cuatro años, pero nosotros vamos a tener solo 3 años porque por la pandemia se postergó un año en la realización del Congreso en Budapest, pero desde el primer momento nos hemos organizado, estamos en las comisiones y estamos trabajando.
No hemos tenido todavía un contacto directo con el CELAM, ahí estamos esperando la nueva directiva y vamos a mantener este contacto para ver cómo podemos coordinar.
Una de las ideas que tenemos nosotros en la participación, en el desarrollo de los temas, es que no sea un Congreso clericalizado, sino que haya la participación en los temas, en el Simposio, de cardenales, de obispos, de laicos, de laicas, de religiosos, religiosas. Entonces, que pueda ser ampliado en las oraciones, también durante el Congreso será una de tipo juvenil, una Mariana, unas laudes, muy variado, porque creemos que debe ser expresión de lo que es la Iglesia.
Ayer el cardenal Grech nos decía en la reunión del Pontificio Comité Eucarístico, que el Congreso es la vigilia del Sínodo, no podemos deslindar, no podemos estar fuera de este camino de Iglesia, que es un camino de escucha y un caminar juntos, vamos caminando juntos construyendo la Iglesia, por eso y la voz de todos y también siendo Quito la mitad del mundo también queremos dar este llamado de la ecología, del respeto del planeta, del respeto en la casa común. Habrá un momento especial en la mitad del mundo mismo, una celebración sobre la ecología, sobre el cuidado del planeta.
El Papa Francisco ha sido quién ha elegido el lema y también la ciudad de este Congreso, ¿qué aliento les ha dado el Santo Padre?
Si, el Papa Francisco nos ha apoyado y ahora me ha dicho que sigamos adelante en todos los preparativos, le hemos vuelto a invitar, todo depende de la salud de Santo Padre, indudablemente. Ha bendecido el Evangeliario que será el símbolo que recorrerá todo el Ecuador, la Palabra de Dios que nos convoca y nos ha animado a seguir adelante en la preparación.