La tradicional protesta de los jubilados en la Plaza de los Dos Congresos estuvo marcada este miércoles por incidentes con las fuerzas de seguridad, la participación de barras bravas y una violenta represión que dejó heridos y caos en el centro porteño.
Lo que comenzó como una manifestación en reclamo de haberes dignos, la prórroga de moratorias previsionales y el restablecimiento de la gratuidad de ciertos medicamentos, derivó en una jornada de disturbios. En medio de la movilización, efectivos policiales avanzaron con gases lacrimógenos y disparos de bala de goma, mientras que un sector de los manifestantes respondió con piedras y contenedores incendiados.
Uno de los afectados fue Adolfo, de 71 años, quien recibió dos impactos de bala de goma a corta distancia en la esquina de Callao y Perón. «Me dispararon con saña, a dos o tres metros», denunció el jubilado mientras recibía asistencia con algodón y agua oxigenada.
La protesta, que reúne semanalmente a jubilados y pensionados, en esta ocasión contó con la presencia de grupos de hinchadas de distintos clubes de fútbol. Las camisetas de Boca, River, Racing, San Lorenzo, Rosario Central, entre otros, se mezclaban entre los manifestantes. Sin embargo, según testigos, algunos de estos grupos se enfrentaron con la Policía y la Gendarmería, lo que desató una violenta escalada de represión.
«Nos fuimos de la plaza porque empezaron a volar piedras y la Policía respondió con gases y palazos», relató Elena, docente de 42 años, quien asistió a la marcha junto a su madre jubilada. «Con mi marido la ayudamos, pero cada vez nos alcanza menos», agregó, mientras buscaba refugio en una cafetería cerrada.
En medio del caos, manifestantes cantaban consignas contra la represión: «Qué feo debe ser pegarle a un jubilado para poder comer» y «Hay que ser muy cagón para meterse con los jubilados», decía un cartel colgado en un colectivo ploteado con imágenes de Diego Maradona.
La situación se tornó aún más tensa cuando un grupo de manifestantes prendió fuego dos contenedores y lanzó piedras contra la Policía. A su vez, efectivos policiales avanzaron con motocicletas, armas largas y gases lacrimógenos, dispersando a los manifestantes por Callao y Corrientes, en medio del tránsito habitual.
Carlos, un habitual participante de estas protestas, expresó su indignación: «Yo aporté treinta años y cobro 450.000 pesos. No llego a nada, así que vengo igual. Si me pegan, es como todos los miércoles».
La jornada concluyó con detenidos, varios heridos y un panorama de descontento social creciente. Mientras los jubilados continúan exigiendo respuestas, el operativo policial y la presencia de barras bravas generan interrogantes sobre el rumbo de estas protestas y la reacción del Estado ante sus reclamos. Infobae