Rosario por el Papa Francisco en la Basílica de Santa María la Mayor


La Basílica de Santa María la Mayor en Roma se convirtió en un lugar de recogimiento y oración para miles de fieles que se reunieron para rezar un Rosario por el Papa Francisco, fallecido el 21 de abril. La ceremonia estuvo presidida por el cardenal Luis Antonio Tagle, prefecto del Dicasterio para la Evangelización, quien guió la oración mariana en el templo elegido por el pontífice para su descanso eterno.

El acto comenzó con el repicar de las campanas de la basílica, seguidas por la entonación del himno mariano «Iré a verla un día», que abrió la meditación de los Misterios Luminosos del Rosario. En su homilía, el cardenal Tagle recordó las palabras consoladoras de Jesús resucitado a sus discípulos: «¿Por qué están turbados y por qué surgen dudas en sus corazones?» El purpurado filipino destacó cómo el resucitado, al tocar a los discípulos, les ofrece un horizonte de esperanza, liberándolos del temor a la muerte.

«Con este espíritu, rezamos por nuestro amado Santo Padre Francisco, confiándolo a las tiernas manos de María Santísima, Salus Populi Romani», concluyó el cardenal Tagle, pidiendo la intercesión de la Virgen María para todos los fieles.

Un mar de devoción

Los asistentes llegaron desde diversas partes del mundo y de Italia, mostrando un profundo afecto por el Papa Francisco. Entre ellos se encontraba Monika, una peregrina vienesa que había viajado a Roma para asistir a la canonización de Carlo Acutis, pero que, al enterarse del fallecimiento del pontífice, decidió rendir homenaje al Papa en su última morada. Monika recordó con emoción la «revolución de ternura» que Francisco impulsó, mencionando un gesto de amor y cercanía en su encuentro con un recién nacido en la Basílica de San Pablo Extramuros.

Por su parte, Michela, originaria de la provincia de Bérgamo, llegó a Roma para rendir homenaje al Papa en San Pedro, y, a pesar de su apretada agenda, logró atravesar la Puerta Santa y rezar ante el féretro de Francisco. La devoción de los fieles era palpable, como lo demostraba la larga fila que se formó para ingresar al templo, reflejando el cariño que el pueblo de Dios siempre tuvo por Jorge Bergoglio.

Un símbolo de fe y esperanza

Entre las personas presentes, también se encontraba Teresa, una fiel proveniente de Terlizzi, en la provincia de Bari, quien aprovechó la ocasión para hacer bendecir su rosario de perlas blancas por un sacerdote. Con emoción, Teresa compartió que planeaba llevar los rosarios bendecidos de regreso a su país y repartirlos entre sus seres queridos como símbolo de los días de luto por el Papa.

El rezo del Rosario culminó con el canto de la «Salve Regina» y una oración final, encomendando al Papa Francisco a María Salus Populi Romani, la Virgen que, según los fieles, acoge con amor y ternura al Pontífice en su descanso eterno.

El gesto de la oración colectiva, unánime y lleno de cariño, reflejó la profunda conexión espiritual que el Papa Francisco cultivó con la Iglesia y el pueblo de Dios, dejando un legado de misericordia y cercanía que perdurará en la memoria de todos los que lo conocieron. Vatican News