Compartimos una bella canción, escrita hace más de dos décadas, cuyo mensaje trasciende toda época. En sus líneas encontramos la invitación a superar los desafíos, sumar fuerzas, caminar con entusiasmo y esperanzas tras los sueños compartidos.
“Para todos brilla un sol, que ilumina las ganas de vivir”. Dejamos atrás un 2020 que quedará en la memoria colectiva de la humanidad. La sensación de estar inmersos en medio de un mar tumultuoso, atravesando una fuerte tormenta, sería la imagen ilustrativa que mejor representase lo vivido. Comenzamos un nuevo año, todavía envuelto en ciertas incertidumbres, pero con la esperanza de que será mejor. La certeza es que detrás de las nubes, el sol sigue brillando para vos, para mí, para todos.
“… es el momento de creer (no hay imposibles de alcanzar), si la confianza vive en vos”. Hoy es cuando debemos creer en nosotros, en que podemos ser y dar lo mejor de cada uno. Tiempos, como los nuestros, nos brindan la oportunidad de poner al servicio las capacidades, dones y talentos que todos poseemos.
“Los desafíos no se enfrentan desde afuera, ni desde la oscuridad”. El ostracismo, el “sálvese quien pueda”, la fría indiferencia, oscurecen el corazón y nublan la esperanza. Involucrarnos, sabernos partes de una “misma barca”, como afirmara el Papa Francisco, es fundamental para superar cualquier desafío. ¡Cuánta luz hallamos en el corazón de los jóvenes que no se dejan vencer por la apatía, que se juegan por las causas comunes, que impregnan de sana alegría los espacios donde se mueven!
“La vida es nada si no hay sueños y una luz en el final que alcanzar”. Soñemos, proyectémonos, el mensaje es claro: juntos somos fuertes. Estamos ante la oportunidad de escribir una nueva historia, donde la solidaridad, el bien común, la fraternidad, constituyan las redes que contengan a todos, especialmente a los más necesitados. ¡Juntos podemos! Abrazo en Cristo.
Arnaldo David González, catequista.