“¿Quiero ser cristiano? Es exigente responder”, Mons. Juan Rubén Martínez


El miércoles, la Parroquia “San Roque”, celebró su Fiesta Patronal. Por este motivo, ayer por la tarde el obispo de la Diócesis de Posadas estuvo presente en la Parroquia “San Roque” del barrio “Los Aguacates” de Posadas, presidiendo la Santa Eucaristía en honor al Patrono de los Enfermos, de los Peregrinos y de las Mascotas.

Cada 16 de agosto se recuerda a San Roque, una figura considerada como el abogado contra los virus y las enfermedades, además de ser el defensor de los perros.

En su homilía el obispo se refirió a la vida de San Roque y además explicó que el peregrinar del santo, no fue fácil. Asimismo, preguntó “¿Quiero ser cristiano? Es exigente responder, porque si decimos sí, luego en la vida cotidiana, es exigente aceptar las cruces, los momentos difíciles, vivir en realidad”. Sin embargo, agregó que, hay momentos muy bellos y gratificantes, luego de aceptar seguir a Jesús.

 

La homilía de Mons. Martínez en el día de San Roque de Montpellier

En este contexto, el obispo de la diócesis de Posadas, comenzó la homilía, de la siguiente manera: “Es maravilloso poder celebrar San Roque”.

San Roque “Es el patrono de esta parroquia y es muy querido en nuestra ciudad por diferentes motivos. Haciendo memoria, siempre es alguien querido en la iglesia, por la devoción que hay en la Iglesia, por las diferentes comunidades que llevan su nombre.

Hoy queremos realizar esta acción de agradecimiento aquí en la parroquia. Es un amén a Dios. Es una acción de gracias porque Dios nos da la gracia de poder tratar ser instrumentos de Él. ¿Y cómo somos instrumentos de Él? Con la razón de ser que tiene la Iglesia, para lo cual creó la Iglesia el Señor, que es evangelizar.

En una parroquia, hay muchos que ponen el corazón en evangelizar, en anunciar a Jesucristo el Señor, de llevar su Palabra, en ser testigos de Él, de muchas maneras. Algunos más organizados. Por supuesto, está en la parroquia el que pone su corazón, el Padre Pedro, con el diaconado. Pero hay numerosos laicos que también ponen su corazón de diversas maneras: en la catequesis, en la caridad, en la liturgia, en la música, celebrando diferentes ministerios y servicios.

Obviamente, también hay muchos otros laicos de la parroquia que, desde el punto de vista específico de la vocación laical, tratan de vivir la santidad, que, con su testimonio, lo específico de la vocación del laico en la búsqueda de la santidad, es la búsqueda de la transformación de las realidades temporales. Esta es la palabra.

El laico está llamado en sus ambientes, a intentar ser sal y ser luz con sus opciones, con sus criterios, con su estilo de vida. Y por eso la parroquia forma geográficamente un espacio y también de varias maneras, por los movimientos, a través de diferentes realidades. Es decir, con los cristianos que viven en sus propias realidades temporales.

Hoy queremos en esta Eucaristía en el día que estamos celebrando con varias misas, queremos agradecer y queremos pedir. La Iglesia propone la figura de los santos y San Roque, es una figura importante para la Iglesia.

 

Algunos aspectos de la vida de San Roque.

A San Roque de Montpellier, lo llamamos así, porque nació en ese lugar de Francia. Vivió hacia el siglo XIV y su vida fue muy particular. Él era un laico, no era sacerdote, no era diácono, no era religioso. Él era un laico cuyo padre era el gobernador de Montpellier.

A los 20 años se quedó huérfano y decidió, por este encuentro con Jesús, por esta experiencia de fe con Él, vender sus cosas y se hizo peregrino. Y peregrina para recorrer los santuarios. Es cierto que esta recorrida, no fue solo una recorrida de santuarios y para conocer los lugares de manera turística.

San Roque se fue a Roma Italia y le tocó una peste muy grande que pasaba mucho en esos tiempos. Porque siempre hubo pestes en la historia de la humanidad, y comenzó a servir a la gente.

Con esta experiencia de peregrino vivió la caridad. Ahí nos da un rasgo, porque cada santo tiene su característica, y eso no significa que vayamos a tener que ir de peregrinos. Sería muy difícil, en nuestro tiempo y cada uno tiene su vocación. Pero sí, nos da un indicador de que, desde la vocación, donde estemos, cada uno de nosotros, tendremos que vivir la caridad.

La Caridad, es un rasgo que marca todas las vocaciones: seas sacerdote, laico. Seas lo que seas, hay que vivir la caridad. Esta es una característica esencial de la vocación cristiana: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.

Qué bien se completa el Evangelio que acabamos de escuchar, porque el Señor nos dice que tenemos que servir a todos. A Él, lo encontramos de muchas maneras, evidentemente en la Eucaristía, en la Palabra de Dios, en nuestros hermanos, pero lo encontramos en nuestros hermanos más necesitados, como nos dice el Evangelio que escuchemos.

Encontramos a Jesús, en el que tiene hambre y le damos de comer, en los enfermos, cuando los visitamos. En el preso, que visitamos. Lo encontramos en nuestros hermanos más pobres y necesitados. Allí, allí, está Jesús.

Esto lo entendió evidentemente San Roque, porque se puso al servicio de los demás. No podríamos vivir la santidad o simplemente decir nuestra condición cristiana si no tratamos de amar. Y amar así, dando vida, como lo hicieron los santos. Los santos con sus defectos, porque las biografías a veces lo describen como casi perfectos, y ellos eran como nosotros, tenían ese llamado, y Roque lo sintió.

Roque, atravesó su vida, y parece que nunca fue fácil, porque volviendo a Piacenza, un lugar de Italia, se enferma, y ahí está la historia; él creyendo que se iba a morir, se va a la soledad de un bosque, y es ahí donde la providencia lo asiste. Se encuentra con agua y con el perro que le lleva la comida. Hasta que el dueño del perro se da cuenta por dónde iba su perro y el dueño de este, lo ayuda y asiste a Roque. Y Roque vuelve a Montpellier. Esto también funcionó.

Al principio se pensó que Roque, había muerto en Italia y no murió en Montpellier. Y murió enredado entre las envidias y el odio. En realidad, sobre todo en un tío, al parecer, que temía que le quedara la herencia que le correspondía y lo identificaron con un espía y lo metieron en la cárcel. Y aparentemente murió en la cárcel. Lo que nos dice que la vida no es fácil, porque fruto de una calumnia, termina así su vida.

Sin embargo, cuando empezaron a relatar y a ver la vida de Roque, y ver el paso de él por tantos lados. La ayuda de él a tanta gente, se rehízo la historia de Roque, y se le reconoció como santo, como peregrino, como hombre de caridad, como un hombre que entendió lo que es la Providencia.

La Providencia, si entendemos, obviamente es, entender que Dios es el absoluto y no son las cosas materiales, ni las cosas que idolatramos, si no que entendemos que es Dios. Y, en última instancia, aunque estemos mal, no perdamos la esperanza, porque el que tiene esperanza cree en Él, y aun así, en medio de las dificultades, Dios obra.

Por eso queremos recurrir a la figura de San Roque, porque la Iglesia, cuando nos propone estos hombres, nos proponen estas imágenes que nos recuerdan a estos hombres o estas mujeres que celebramos en la Iglesia; nos propone que vivamos la santidad.

Y la pregunta siempre es, ¿Quiero ser cristiano? Es exigente responder. Porque si decimos sí, luego en la vida cotidiana, es exigente aceptar las cruces, los momentos difíciles, vivir en realidad, como en la gratuidad, los bellos momentos, las tantas gracias que tenemos, los dones que tenemos, sabiendo que son dones de Dios. Esto es exigente, pero estamos llamados a eso.

La verdad que probablemente, es una de las cosas que más necesita nuestro tiempo para tener esperanza: cristianos y cristianas que quieren vivir su condición y su identidad a fondo, amando y sirviendo. Decimos esto porque es cierto que parece que hay muchos cristianos, y sin embargo vemos que la realidad es a veces casi caótica. ¿Dónde están? Por eso pedimos santidad. Ser sal y ser luz.

No es necesario tanto. Es necesario que algunas personas se comprometan con esto. Amar, servir y creer. Pedimos a San Roque que nos asista y nos dé su intercesión”. De esta forma concluyó Mons. su homilía.