Productores alertan por el agravamiento de la crisis yerbatera y exigen definiciones oficiales para el próximo año


A pocas horas de finalizar 2025, el sector yerbatero atraviesa uno de sus momentos más complejos, marcado por la falta de rentabilidad, la incertidumbre institucional y la ausencia de señales claras de cara a 2026. Así lo advirtió Jorge Skripczuk, productor de Aristóbulo del Valle, quien señaló que la situación económica y productiva pone en riesgo la continuidad de la actividad.

En declaraciones a FM Santa María de las Misiones, Skripczuk sostuvo que el año que termina fue “uno de los más difíciles desde esta nueva administración nacional”. Si bien reconoció que desde el Gobierno se destaca un crecimiento de las exportaciones, aclaró que ese repunte no se traduce en mejoras para los productores. “Para nosotros no hay incentivos para seguir en la actividad, y esto se repite en casi todas las producciones agropecuarias”, afirmó.

Uno de los focos de preocupación en el sector es la situación del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Según el productor, la designación de un nuevo presidente había generado expectativas de mayor diálogo y articulación, aunque con el paso de los días esas expectativas comenzaron a diluirse.

“Veíamos ese nombramiento con muy buenos ojos, pero se va apagando la llama de la esperanza en los productores”, expresó. En este contexto, asociaciones y cooperativas del sector retomaron gestiones formales: cinco asociaciones y cuatro cooperativas presentaron en las últimas horas una nota conjunta solicitando una audiencia para exponer la crítica situación del sector.

Skripczuk también se refirió a las primeras decisiones adoptadas por la nueva conducción del INYM, como el aumento del estampillado y la reducción de personal del organismo, medidas que —según indicó— tomaron por sorpresa a los productores y profundizaron la incertidumbre. “Mientras no tengamos una voz oficial que nos diga qué se espera para 2026, la incertidumbre es total”, remarcó.

La crisis, explicó, ya se manifiesta con fuerza en la vida cotidiana de las chacras. Relató que muchos productores enfrentan cortes de energía eléctrica y dificultades para realizar tareas básicas de mantenimiento de los yerbales. “Se aguanta con muchas dificultades. Uno va tratando de seguir mientras tenga salud, no sé hasta cuándo”, admitió.

De cara al próximo año, Skripczuk señaló que el sector continuará apostando al diálogo colectivo para recuperar derechos y condiciones que permitan sostener la actividad. Entre los reclamos centrales mencionó la necesidad de restituir facultades al INYM, con el fin de evitar que los productores se vean forzados a vender sus chacras y abandonar la producción.

También manifestó su preocupación por la eliminación de la prohibición de cosecha durante los meses de octubre y noviembre, lo que habilita la actividad durante todo el año. “Eso va a influir en la calidad de la yerba, sin dudas”, advirtió.

Finalmente, el productor subrayó que la crisis yerbatera no afecta únicamente a quienes trabajan en las chacras, sino que tiene un impacto directo en la economía de numerosas localidades. “Es una actividad que mueve mucho económicamente. Si esto no se corrige, la crisis va a repercutir en pueblos enteros”, concluyó, con la expectativa de que 2026 traiga al menos un escenario más favorable.

Fuente: Primera Edición