Preocupación en el campo por números en rojo


La situación actual del sector agrícola argentino presenta desafíos significativos, especialmente en relación con la producción de soja. A continuación, se detallan los principales factores que contribuyen a este panorama:

Los precios de la soja han experimentado una disminución notable, alcanzando niveles similares a los de 2020. Esta tendencia impacta negativamente en la rentabilidad de los productores locales, quienes enfrentan menores ingresos por sus cosechas.

Impacto de los derechos de exportación (DEX)

Los DEX, comúnmente conocidos como retenciones, continúan afectando la competitividad del agro argentino. Aunque se han implementado reducciones en ciertos productos agroindustriales, la soja aún enfrenta una carga impositiva significativa, lo que reduce las ganancias de los productores.

Según la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), la presión impositiva sobre la renta generada por una hectárea agrícola ha aumentado, alcanzando el 64,3%. Este incremento se debe, en parte, a la estructura impositiva vigente, que incluye los DEX.

Proyecciones de producción y exportación

El Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) proyecta una producción de granos de 131,7 millones de toneladas y exportaciones de 93,5 millones de toneladas para la campaña 2024/25, lo que representa incrementos del 4% y 7%, respectivamente, en comparación con la campaña anterior. Sin embargo, en términos de divisas, se estima una disminución de US$710 millones, atribuible en parte a la caída de los precios de la soja.

Informes recientes indican que, en el caso de la soja, solo el 10% de la superficie nacional se ubicaría en un rango de viabilidad económica positiva. Esto significa que, con rendimientos promedio, la mayoría de los productores no lograrían cubrir los costos de producción, lo que genera preocupación en el sector.

Perspectivas futuras

El sector agrícola argentino enfrenta un panorama complejo, influenciado por factores económicos y políticos. La eliminación o reducción de los DEX podría mejorar la competitividad y rentabilidad de los productores. Sin embargo, cualquier cambio en la política fiscal debe ser cuidadosamente evaluado para equilibrar las necesidades del sector con las del país en su conjunto.