La oración de intercesión es una oración que hacemos por otra persona. Si bien es cierto que confiar nuestras peticiones a Dios es importante, también es necesario orar por nuestro prójimo, sabiendo que nuestras oraciones son poderosas, ya que permiten obtener gracias para quienes las necesitan. Además, orar por los demás nos permite apartar la mirada de nosotros mismos y sentir la comunión a la que el Señor nos ha llamado.
De hecho, interceder es tan importante, que en los Evangelios, Jesús, nuestro mayor intercesor ante el Padre, nos muestra el camino para hacerlo.
¿Por qué debemos interceder?
“Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Hombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo” (Juan 14:13)
Porque Jesús mismo intercede por nosotros
Jesús fue enviado por el Padre para salvarnos, en otras palabras, ¡Él es nuestro intercesor especial! Cuando un cristiano ora, lo hace en nombre de Cristo. “Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Hombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”. (Juan 14:13).
De este modo, Jesús recibe cada una de las oraciones que le confiamos y las presenta a su Padre, que nada puede negarle. De hecho, el apóstol Pablo, en su carta a los Romanos, nos recuerda que esta es una gran oportunidad para nosotros:
“¿Quién se atreverá a condenarlos? ¿Será acaso Jesucristo, el que murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros?” (Romanos 8:34).
Por otro lado, en una de sus oraciones más populares, el Padre Pío retoma las tres promesas principales que Cristo nos hizo y que nos aseguran su intercesión.
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31)
Porque Jesús nos lo pide.
Jesús nos da un mandamiento nuevo: “Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros”. (Juan 13:34)
Lo anterior nos permite comprender que Jesús nos amó y nos ama demasiado, por eso está atento a nuestros deseos, es comprensivo con nuestros sufrimientos, se alegra de nuestras alegrías, lleva nuestras cargas… En otras palabras, ha orado por nosotros y lo seguirá haciendo.
Por lo tanto, cuando decidimos interceder por el prójimo, por los que sufren, por el mundo, estamos respondiendo al llamado a la unidad que el Señor nos ha hecho. Recordamos que somos un solo cuerpo en Jesucristo, y que lo que afecta a un miembro afecta a todo el resto del cuerpo.
Ejemplos de oración de intercesión
Podemos hacer oraciones de intercesión comunitarias, por ejemplo al rezar la oración de los fieles durante la misa, o presentar oraciones de intercesión personales para encomendar a Dios una persona en particular, o una intención de oración específica.
A continuación te presentamos algunas oraciones de intercesión que puedes presentar al Señor:
Oración de intercesión por la Santa Iglesia y por los sacerdotes
“Oh Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia:
concédele el amor y la luz de tu Espíritu
y da poder a las palabras de los sacerdotes
para que los corazones endurecidos
se ablanden y vuelvan a ti, Señor.
Señor, danos sacerdotes santos;
Tú mismo consérvalos en la santidad.Oh Divino y Sumo Sacerdote,
que el poder de tu misericordia
los acompañe en todas partes y los proteja
de las trampas y asechanzas del demonio,
que están siendo tendidas incesantemente para las almas de los sacerdotes.
Que el poder de tu misericordia,
oh Señor, destruya y haga fracasar
lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes,
ya que tú lo puedes todo.
Oh mi amadísimo Jesús,
te ruego por el triunfo de la Iglesia,
por la bendición para el Santo Padre y todo el clero,
por la gracia de la conversión de los pecadores empedernidos.
Te pido, Jesús, una bendición especial y luz
para los sacerdotes,
ante los cuales me confesaré durante toda mi vida”.
-Oración de Sta. Faustina
Oración de intercesión por un ser querido que sufre
“Señor, vengo ante ti como un mendigo. Estoy rodeado de sufrimiento y de dolor. Ten compasión de mi?. Necesito tu amor, tu fuerza, tus milagros, tu misericordia, tu compasión. Mira los ojos que derraman lágrimas de dolor. Fíjate en el más pequeño de tus hijos necesitado de ti. Ven y hazte presente en mi vida y cúrame, sálvame, redímeme. Si hay algo que pueda ofrecer por mis hermanos los hombres, tómalo. Te lo doy todo, Señor, con tal de que alcances las gracias que necesitan los que más quiero. No me reservo nada para mi?, todo te lo doy, Señor. Permite cualquier sufrimiento en mi vida con tal de que pueda ver a los que quiero libres de todo mal. Escucha, Señor, la súplica que elevo con fe. Es poca mi fe, auméntala Señor. Amén”
Oración de intercesión por las familias del Papa Francisco
“Jesús, María y José
A ustedes, la sagrada familia de Nazaret,
Hoy miramos con admiración y confianza; en vosotros contemplamos
La belleza de la comunión en el amor verdadero;
A ustedes encomendamos a todas nuestras familias,
Y a que se renueven en las maravillas de la gracia(…)
Sagrada familia de Nazaret,
Fiel custodia del ministerio de la salvación:
Haz nacer en nosotros la estima por el silencio,
Haz de nuestras familias círculos de oración
Y conviértelas en pequeñas iglesias domésticas, renueva el deseo de santidad,
Sostén la noble fatiga del trabajo, la educación,
La escucha, la comprensión y el perdón mutuo (…)
A ustedes con confianza oramos, A ustedes con alegría nos confiamos. ”
Pedir la intercesión de los demás
Del mismo modo que oramos por los demás, también podemos pedirles su intercesión, es decir, confiar nuestras peticiones de oración para que nuestros hermanos y hermanas nos incluyan en sus oraciones, lo cual permite que las presenten por nosotros ante Dios y nos apoyen espiritualmente. Al respecto, la Biblia nos dice:
“También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá.Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos” (Mateo 18:19-20).
Es importante anotar que los católicos también piden la intercesión de los santos, para que pidan al Señor por ellos. Algunos santos son intercesores muy populares, a los cuales se les pide con gran devoción, por ejemplo: Santa Teresita, Santa Rita, San Antonio de Padua, San José… y, por supuesto, la Santísima Virgen.