Nunca es tarde para moverse: el valor de la actividad física en todas las edades


En un nuevo encuentro de Cultura en Diálogo, la instructora física Maylín Yanet Morel compartió su experiencia y ofreció consejos sobre la importancia de la actividad física, no solo para quienes buscan mejorar su condición física, sino también como herramienta clave para preservar la salud y la autonomía en la vida cotidiana.

Morel remarcó que no existe una edad límite para comenzar a ejercitarse. “He tenido alumnos desde seis años hasta personas de 95. Lo importante es adaptarse al cuerpo y a sus necesidades, y animarse a dar el primer paso”, explicó. Para quienes llevan una vida sedentaria o presentan problemas de salud, la especialista aconseja iniciar con ejercicios suaves, adaptados y progresivos, siempre bajo la supervisión de un instructor.

La instructora señaló la relevancia de fortalecer músculos, articulaciones y huesos, y de combinar la actividad física con hábitos saludables de alimentación y descanso. “El cuerpo necesita combustible. No entrenar con hambre ni descuidar la alimentación es clave, y siempre se puede ajustar a necesidades personales con la orientación de profesionales en nutrición”, agregó.

Más allá de la estética o la pérdida de peso, la actividad física aporta independencia y calidad de vida. Según Morel, pequeños logros como poder subir escaleras sin ayuda, levantarse de la cama o jugar con los nietos son señales concretas de progreso. Incluso en niños, moverse favorece la postura, corrige desbalances y promueve la integración social, especialmente frente al sedentarismo que genera la tecnología.

“La idea es animarse, moverse de a poco y mejorar la vida cotidiana. El gimnasio no muerde y los resultados, aunque pequeños, son muy gratificantes”, concluyó Morel. Con su experiencia, la instructora invitó a todos a tomar conciencia de que la actividad física es una herramienta fundamental para la salud y el bienestar, y que nunca es tarde para empezar.