Investigadores de la Universidad de Washington descubren un impacto notable en la maduración del cerebro, especialmente en las niñas, tras los confinamientos por COVID-19.
Un reciente estudio de la Universidad de Washington ha revelado que el aislamiento provocado por la pandemia de COVID-19 aceleró el envejecimiento cerebral de los adolescentes, especialmente en las niñas. La investigación, realizada por el Instituto de Ciencias del Aprendizaje y del Cerebro (I-LABS), observó que los confinamientos y la falta de interacción social tuvieron un impacto profundo en la estructura cerebral de jóvenes entre 9 y 17 años, acelerando el adelgazamiento de la corteza cerebral, lo que indica una maduración prematura.
Impacto de la pandemia en el desarrollo cerebral
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), evaluó a adolescentes antes y después de los confinamientos y halló que la maduración cerebral se había acelerado, con una diferencia particularmente marcada en las niñas. Mientras que en los varones el adelgazamiento de la corteza cerebral fue de 1,4 años, en las mujeres alcanzó una aceleración media de 4,2 años.
«Pensamos en la pandemia de COVID-19 como una crisis de salud», explicó Patricia Kuhl, autora principal del estudio y codirectora de I-LABS. «Pero también ha tenido otros efectos profundos, especialmente en los adolescentes.»
El adelgazamiento de la corteza cerebral, que normalmente ocurre con la edad, se asocia con el desarrollo de trastornos neuropsiquiátricos y conductuales, como la ansiedad y la depresión. Según el estudio, las adolescentes, ya más propensas a estos trastornos, vieron un mayor impacto en comparación con los varones.
Aislamiento y estrés: claves del envejecimiento cerebral
El estudio sugiere que el confinamiento exacerbó el estrés y la adversidad en los adolescentes, lo que aceleró el adelgazamiento cortical. Este proceso es particularmente preocupante, ya que puede aumentar el riesgo de desarrollar trastornos a largo plazo.
Los investigadores señalaron que no se debe asumir automáticamente que este envejecimiento acelerado es dañino, pero advirtieron sobre la importancia de monitorear a los adolescentes que atravesaron este período crítico. «Es posible que haya algún grado de recuperación», comentó Kuhl. «Pero también existe la posibilidad de que la maduración cerebral continúe a un ritmo acelerado.»
Un fenómeno global con consecuencias locales
El impacto psicológico de la pandemia ha sido un tema de preocupación en todo el mundo. En Argentina, un estudio realizado por la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires en 2021 mostró un aumento en los trastornos de ansiedad, depresión y problemas de sueño entre niños y adolescentes durante el confinamiento. Además, UNICEF Argentina informó que el 72% de los adolescentes necesitó apoyo emocional debido a la pérdida de vínculos sociales y la exposición a situaciones de violencia en el hogar.
Futuras investigaciones
El equipo de investigación de la Universidad de Washington planea continuar estudiando las posibles secuelas a largo plazo del confinamiento en los adolescentes. «La pandemia ha servido como prueba de la fragilidad del cerebro adolescente», concluyó Kuhl, quien resaltó la importancia de brindar apoyo continuo a esta población.
Este estudio ofrece una nueva perspectiva sobre las consecuencias de la pandemia en la salud mental de los adolescentes, subrayando la necesidad de atención y recursos adicionales para mitigar sus efectos en el futuro. El Territorio