“No sean superficiales cuando trabajen al servicio del Reino de Dios”, exhortó el Papa León XIV


En la dedicación de la basílica de San Juan de Letrán, el pontífice llamó a construir la fe sobre cimientos firmes en Cristo, con paciencia y profundidad.

En el marco de la solemnidad de la dedicación de la basílica de San Juan de Letrán —catedral de Roma y “Madre de todas las Iglesias”— el papa León XIV presidió la misa y dirigió una profunda reflexión sobre el valor espiritual de este templo, símbolo de la unidad y de la fe de toda la Iglesia.

Durante su homilía, el Santo Padre recordó que la basílica, erigida en el siglo IV por el emperador Constantino tras otorgar la libertad de culto a los cristianos, “es mucho más que un monumento o una memoria histórica: es signo de la Iglesia viva, edificada con piedras escogidas y preciosas en Cristo Jesús, piedra angular”.

“También nosotros, en este mundo, servimos como piedras vivas para edificarla”, añadió.

Construir sobre roca firme

León XIV invitó a los fieles a mirar más allá de la belleza material de los templos y a meditar sobre los fundamentos espirituales de la comunidad cristiana.
“Si quienes la construyeron no hubieran excavado en profundidad hasta encontrar una base lo suficientemente sólida, toda la construcción se habría derrumbado hace tiempo”, señaló el Papa, quien a partir de esta imagen exhortó a los creyentes a revisar su interior: “También nosotros, obreros de la Iglesia viva, antes de erigir estructuras imponentes, debemos excavar en nosotros mismos y a nuestro alrededor para llegar a la roca desnuda de Cristo”.

De allí su llamado principal: “No se apresuren ni sean superficiales cuando trabajen al servicio del Reino de Dios. Excaven profundamente, libres de los criterios del mundo, que exigen resultados inmediatos; solo así se puede construir una verdadera comunidad de fe”.

Una tarea compartida

El pontífice subrayó que la edificación del Reino no es obra individual, sino una labor comunitaria:
“Jesús nos transforma y nos llama a trabajar en la gran obra de construcción de Dios, modelándonos sabiamente según sus designios de salvación”.

“La Iglesia —afirmó— es una obra en construcción, que requiere paciencia, esfuerzo y confianza en la acción del Espíritu”. En este proceso, destacó, “la caridad modela nuestro rostro como Iglesia, para que resulte cada vez más evidente que ella es madre, madre de todas las Iglesias”.

Liturgia y comunión

León XIV resaltó además el papel central de la liturgia, “cumbre de la vida eclesial y fuente de toda su fuerza”, e invitó a que el culto celebrado en la sede de Pedro sea ejemplo para todos los templos del mundo.
“Que se respete la solemnidad y sobriedad propias de la tradición romana, con una sabia inculturación que acoja las diversas sensibilidades de los fieles”, exhortó.

Finalmente, el Papa concluyó su homilía con un deseo para los peregrinos que acuden a la catedral de Roma: “Que quien se acerque al altar de San Juan de Letrán pueda salir lleno de esa gracia con la que el Señor desea inundar el mundo”.