Nicolas Sarkozy, expresidente de Francia, ingresó este martes a la cárcel de La Santé, en París, para cumplir una condena de cinco años de prisión por asociación ilícita, en el marco del caso que investiga la presunta financiación de su campaña presidencial de 2007 con fondos provenientes de Libia. Se trata del primer expresidente francés que cumple pena de prisión desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
El exmandatario, de 70 años, llegó al penal poco antes de las 10 de la mañana (hora local), escoltado por un fuerte operativo de seguridad. Antes de su traslado, fue despedido por su esposa, la cantante Carla Bruni, y cientos de simpatizantes. En la red social X, Sarkozy denunció un “escándalo judicial” y aseguró: “La verdad triunfará”.
Sarkozy cumplirá su condena en una celda de aislamiento de nueve metros cuadrados, medida adoptada para limitar el contacto con otros reclusos y prevenir filtraciones de imágenes. Durante las próximas semanas permanecerá allí mientras se analiza su solicitud de libertad condicional, un beneficio previsto por su edad.
La defensa del exjefe de Estado calificó su ingreso en prisión como “una injusticia grave”. Uno de sus abogados, Christophe Ingrain, destacó: “Es un momento muy difícil, pero se mantiene firme. No pidió privilegios ni trato especial”.
El tribunal condenó a Sarkozy en septiembre por su participación en una trama que habría permitido financiar su campaña electoral de 2007 con dinero del régimen de Muammar Khadafy. Aunque no se comprobó que los fondos se usaran directamente en la campaña, se determinó su procedencia ilícita, derivando en la condena por asociación ilícita.
Sarkozy ya había sido sentenciado previamente por corrupción y tráfico de influencias y mantiene otras causas judiciales abiertas. A pesar de su retiro formal de la política, conserva influencia en sectores conservadores y un núcleo de seguidores dentro de la derecha francesa.
El ingreso a prisión del exmandatario generó conmoción en Francia. Mientras algunos lo consideran un acto de justicia que refleja la independencia judicial, sus simpatizantes denuncian persecución política. El presidente Emmanuel Macron respaldó la labor de los jueces, aunque la semana pasada recibió a Sarkozy en el Palacio del Elíseo “por razones humanas”.
Durante su reclusión, Sarkozy podrá recibir hasta tres visitas familiares por semana y pasar una hora diaria al aire libre. Según su entorno, planea escribir un libro sobre su experiencia en prisión, acompañado de lecturas de una biografía de Jesús y *El Conde de Montecristo*, la historia del célebre inocente condenado de la literatura francesa. La Nación

