Alrededor de un millón de peregrinos se congregaron este martes en el Santuario de Namugongo, Uganda, para participar en la celebración anual de los Mártires de Uganda, una de las manifestaciones de fe más significativas del continente africano. Fieles provenientes de las 19 diócesis ugandesas, así como de países vecinos como Kenia, Tanzania, la República Democrática del Congo, Ruanda y Sudán del Sur, e incluso de otros continentes, se dieron cita para honrar la memoria de los santos Carlos Lwanga y compañeros.
La festividad recuerda a los 22 mártires católicos ejecutados entre 1885 y 1887 por orden del rey Mwanga de Buganda, así como a dos catequistas asesinados en 1918 en el norte del país. La devoción a estos testigos de la fe ha hecho de Namugongo un lugar de peregrinación cada vez más concurrido desde su canonización por el papa Pablo VI en 1964.
Este año, bajo el lema «Oh Señor, permíteme ver de nuevo, yo, tu peregrino de la Esperanza», en el contexto del Año Jubilar, la diócesis de Lugazi fue la encargada de coordinar la celebración. Decenas de miles de voluntarios colaboraron en la logística para asegurar que el evento transcurriera con orden y recogimiento espiritual.
Un dato destacado de esta edición fue el marcado carácter ecuménico del encuentro: líderes de diversas confesiones cristianas participaron en la jornada, subrayando la unidad en la sangre derramada por los mártires, tanto católicos como anglicanos. En Namugongo, los santuarios de ambas confesiones se encuentran uno junto al otro, testimoniando una historia de fe compartida.
“Nuestros estilos de culto pueden variar, pero la fe compartida y la sangre de los mártires nos unen”, expresó Peter Okumu, catequista del norte de Uganda.
Muchos peregrinos recorrieron largas distancias a pie, como es el caso de los fieles de la diócesis de Lira, situada a más de 300 kilómetros del santuario. Desde el 15 de mayo, más de mil personas iniciaron el camino, siendo acogidas cada noche por parroquias, comunidades religiosas y laicos que ofrecieron alimento y refugio. La peregrinación incluyó misas diarias, adoración eucarística, el rezo del Rosario y momentos de meditación.
El Santuario de Namugongo, erigido en el lugar donde San Carlos Lwanga fue quemado vivo el 3 de junio de 1886, se ha transformado en un centro espiritual de relevancia continental. Las visitas papales, como la de San Juan Pablo II en 1993 y la del papa Francisco en 2015, han reforzado su estatus como símbolo de esperanza y fidelidad cristiana en África.
Con una participación que crece año tras año, la Fiesta de los Mártires de Uganda no solo conmemora el pasado heroico de la fe, sino que se consolida como una manifestación viva del cristianismo africano y un clamor colectivo por la paz, la reconciliación y la unidad de los pueblos.