Como cada 7 de agosto, la comunidad católica de Posadas celebró a San Cayetano, patrono del pan y del trabajo. Desde las primeras horas del día, cientos de fieles se acercaron a la parroquia que lleva su nombre para agradecer y pedir por trabajo, pan y paz. La misa central fue presidida por el obispo de la Diócesis de Posadas, quien centró su mensaje en la urgencia de construir un país sobre la base del trabajo digno y la inclusión social.
Las celebraciones eucarísticas se realizaron cada hora y media, siendo la ceremonia principal a las 17 horas, encabezada por el obispo diocesano, monseñor Juan Rubén Martínez. Durante su homilía, el obispo retomó el reciente mensaje de la Conferencia Episcopal Argentina y puso el foco en la imperiosa necesidad de priorizar la dignidad humana como eje central de cualquier proyecto de nación. “El trabajo digno es la base para vivir con paz”, afirmó con énfasis.
Mons. Martínez lamentó que, tras varios años participando de esta festividad, las problemáticas sociales se repitan sin cambios sustanciales. “El tiempo pasa y parece como que este problema se agudiza porque falta el trabajo digno. Después hay mucha changa, esa es la realidad”, expresó.
El obispo también fue contundente al advertir que ningún modelo económico será verdaderamente exitoso si no incluye a todos los sectores de la sociedad. “Lo que se construye siempre tiene que ser en función de la persona y de su dignidad”, remarcó.
Asimismo, hizo un llamado a implementar soluciones concretas frente al desempleo y la pobreza estructural que afectan al país. “Tan triste es que haya hambre, y tan triste es que no esté el trabajo que permite vivir con dignidad”.
Para comenzar con su homilía, Mons. Martínez expresó: “Qué bueno es poder, en este contexto, tener presente a este santo tan querido por nuestra gente. La devoción a San Cayetano está en todo el país y hoy la gente se acerca a rezar desde muy temprano. Tenemos que agradecer a Dios la fe de nuestro pueblo y celebrarlo con alegría, pero también con esta genuina petición de rezar por el trabajo, por el pan y por la paz”.
Para continuar, agradeció la presencia de autoridades provinciales y municipales, y recordó la vida del santo nacido en 1480 en Vicenza, Italia, destacando su entrega y fe en la Providencia: “San Cayetano creyó en la providencia porque sabía que Dios es Dios. Quien no tiene sentido de Dios busca otros absolutos: el poder, el tener o el placer. Nosotros le pedimos que aumente nuestra fe, porque de ese compromiso con Dios brota el deseo de pedir por trabajo, pan y paz”.
Mons. Martínez subrayó que el trabajo es el medio que dignifica a la persona: “Evidentemente lo primero es el pan, pero la forma de obtenerlo con dignidad es trabajando. Falta trabajo digno; hay mucha changa y trabajo informal, y tanta gente que padece la desocupación. El trabajo no es un añadido, es parte de nuestra esencia como personas creadas a imagen de Dios. Nos dignifica cuando lo vivimos de manera parecida a Él y nos desdignifica cuando nos apartamos de su plan”.
En este sentido, advirtió que cualquier proyecto de país debe tener como centro a la persona y su dignidad: “Si la economía no se piensa en función de la dignidad de la persona, por más que los números cierren, será un fracaso. Solo es exitoso aquello que incluye”.
Luego, leyó el mensaje de la Comisión Ejecutiva de la CEA, emitido esta semana: “Este día nos invita a escuchar el clamor de tantos hermanos y hermanas que ven en el trabajo la posibilidad de ser útiles y de contribuir al bien común. Trabajar constituye un derecho fundamental que construye la vida propia y la del grupo familiar, y sostiene el tejido social. La falta de trabajo hiere profundamente la dignidad de las personas y puede conducir al desaliento, al aislamiento y a la pérdida de sentido”.
En esta línea, el obispo enfatizó su preocupación por los jóvenes que inician su vida sin horizontes laborales: “Qué triste es empezar la vida sin tener ningún horizonte. Ese desaliento provoca adicciones y hasta suicidios. Por eso pedimos por un trabajo que genere esperanza. En todo plan económico, cuidar el empleo y las fuentes laborales debe ser una prioridad indeclinable. Ninguna medida es exitosa si implica que trabajadores pierdan su empleo o vivan con angustia sobre el futuro”.
Continuando con el comunicado, destacó y valoró todas las formas de trabajo que hacen posible llevar el pan a la mesa. “En tiempos difíciles, valoramos todas las formas de trabajo: el empleo formal, los emprendimientos familiares, la economía popular, el reciclado, las changas. Toda actividad que, con esfuerzo, lleva dignamente el pan a la mesa merece ser reconocida, acompañada y protegida”.
La homilía concluyó con una súplica directa al santo: “Cayetano, te pedimos por el trabajo, por el pan, para que podamos tener paz. Ojalá podamos salir de esta pobreza inexplicable en un país con tantas posibilidades. Tan triste es que haya hambre y tan triste es que falte el trabajo que permite vivir con dignidad”.
Fotos: Guadalupe De Sousa