Mons. Martínez presidió la Misa de Inicio en el Seminario y destacó la importancia del «desierto» y la «interioridad» en la vida espiritual


El sábado 1 de marzo de 2025, a las 20:00, se llevó a cabo la Misa de Inicio en el Patio del Seminario Diocesano «Santo Cura de Ars», con una notable convocatoria de fieles. La celebración eucarística contó con la presencia de los tres obispos de la provincia de Misiones: Mons. Nicolás Baisi, obispo de Puerto Iguazú; Mons. Damián Santiago Bitar, obispo de Oberá; y Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, quienes estuvieron acompañados por sacerdotes, diáconos y los 31 seminaristas en formación.

Durante la ceremonia, se destacó un acontecimiento especial: la incorporación de 11 jóvenes que, en este 2025, comienzan su camino hacia el sacerdocio. La misa fue recibida con gran fervor por la comunidad, entre quienes se encontraban familiares, amigos de los seminaristas y numerosos fieles que participaron en un clima de fe y comunión.

 

Durante la Misa de Inicio en el Seminario, el obispo de la diócesis de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, expresó en su homilía su alegría por la celebración eucarística y destacó la importancia del seminario como espacio de formación y discernimiento vocacional.

«Con mucha alegría estamos celebrando esta Eucaristía, en esta noche un poco calurosa. Queremos agradecerle a Dios por permitirnos celebrar la misa. La misa es una acción de gracias y queremos agradecerle y decirle amén a Él, desde nuestro seminario, porque nos provee de vocaciones. Y por eso, a Él va el primer agradecimiento», afirmó Martínez al comenzar su mensaje.

Seguidamente, anunció la incorporación de nuevos aspirantes al sacerdocio: «Están ingresando once seminaristas de las distintas diócesis de la provincia de Misiones. Y, obvio, que es un agradecimiento a Dios, pero también, inmediatamente, por supuesto, a los muchachos que ingresan, que los recibimos, que entran en su casa, que dicen que sí. Pero el agradecimiento es para mucha gente que, seguramente, alrededor de ellos, los acompañó: sus familias, sacerdotes, amigos; que los fueron acompañando en el camino vocacional para discernir, para responder. Por eso, nuestro agradecimiento a todos los que acompañan el tiempo de formación: tantas personas, entre ellas sacerdotes y diáconos, que brindan su apoyo.»

El seminario como un «desierto» de formación espiritual

Mons. Juan Rubén Martínez, durante su homilía en la Misa de Inicio del Seminario

En su reflexión, el obispo utilizó la metáfora del «desierto» para describir el proceso de crecimiento espiritual dentro del seminario. «Quería, y en relación con la Palabra de Dios, dirigir unas palabras a quienes ingresan, pero en realidad también a los seminaristas, sacerdotes y a todos nosotros. Hoy hablaba con un sacerdote y me mencionaba algo sobre la palabra ‘desierto’. Es cierto que, en la espiritualidad, muchas veces hemos utilizado y seguimos utilizando esta palabra: desierto. Y es bueno que no nos olvidemos de su significado. El seminario usa mucho esta palabra. Es como si ingresaran a un desierto. Pero un desierto, por supuesto, ligado a un tema espiritual», explicó.

Martínez profundizó en el sentido bíblico del desierto como un lugar de prueba y crecimiento en la fe, recordando la experiencia del pueblo de Israel al salir de Egipto: «Es ahí donde se va curtiendo la fe, en el desierto, donde tantos años estuvieron y donde vinieron tantas cosas: las tentaciones de volver, el hambre. Fue el tiempo en el que empezaron a buscar dioses, un tiempo duro y exigente. Sin embargo, en la pedagogía de Dios, era necesario el desierto, para que la fe se enraizara. Para que la fe tuviera raíces profundas. Y necesitamos eso, no solo para todos los cristianos, sino especialmente para un sacerdote».

El prelado insistió en que este proceso de formación no es fácil, ya que «discernir es exigente y el mundo de hoy es especialmente exigente», por lo que invitó a los seminaristas a abrazar este tiempo de preparación como una oportunidad para fortalecer su vocación.

La interioridad como clave para el encuentro con Dios

Gran concurrencia de fieles en el Patio del Seminario, atentos a la homilía de Mons. Martínez

Otro de los conceptos centrales de la homilía fue el de la «interioridad», que Martínez definió como fundamental en el camino de la fe: «Una palabra que, por ahí, está medio en el olvido, que no la decimos demasiado y que es esencial para profundizar en la fe, es la palabra interioridad. Necesitamos, y los contextos en los que estamos nos lo exigen, pensar en esto de la interioridad. Los contextos actuales son más bien extrovertidos, es decir, se enfocan en sacar hacia afuera. Vivimos muy afuera. La interioridad, en cambio, es lo que nos permite estar con nosotros mismos, pero, sobre todo, es un instrumento que nos permite estar con Él, con Jesucristo».

En este sentido, enfatizó que el seminario es un espacio propicio para cultivar la vida interior: «El seminario ofrece muchas posibilidades, pero lo más importante es estar con Él. Jesús es el centro de la casa y hay muchos momentos en la vida del seminario: obviamente, la liturgia, todo lo relacionado con la espiritualidad, la formación humana, el trabajo, la lectura espiritual, el estudio, las tareas pastorales. Pero en la interioridad, nosotros nos amigamos con Él».

«Ser árboles buenos que den frutos buenos»

Los once nuevos seminaristas y feligreses en la Misa de Inicio del Seminario

Al citar las lecturas de la misa, Martínez resaltó la importancia del discernimiento y la formación del corazón: «Jesús, en las enseñanzas que nos trae Lucas, nos da algunos consejos, pero hacia el final dice: ‘No hay árbol bueno que dé frutos malos’. Claro, en el corazón vamos amasando el encuentro con Él, para poder discernir y ser como Él dice: ser árboles buenos que den frutos buenos. El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón».

Asimismo, recordó la enseñanza del Eclesiástico, que exhorta a escuchar antes de juzgar: «Antes de opinar sobre alguien, escuchémoslo, escuchemos su palabra, acudiendo a la razón. Por eso, lo que vamos amasando en nuestro corazón y en el discernimiento nos permite generar frutos buenos».

Un acontecimiento de profundo significado

Al finalizar la Misa, Mons. Sebastián Escalante presentó a los once nuevos seminaristas ante la comunidad

Para concluir su homilía, el obispo de Posadas subrayó el valor del ingreso de los nuevos seminaristas como un hito trascendental en la Iglesia local: «Queremos agradecer a Dios porque quizás este no sea un acontecimiento que se note demasiado, pero sin embargo, en la vida, en lo que transitamos, hoy estamos viviendo un acontecimiento impresionante. Varios jóvenes le dicen que sí a Dios y se disponen a caminar en este camino de hondura, si se quiere, de escucha de Él, para poder identificarse y servir».

Finalmente, elevó una petición: «Pidamos al Señor que todos podamos dar frutos buenos desde nuestra casa, desde el seminario, en este lugar donde Dios nos acompaña con su gracia, y que podamos también nosotros dar frutos buenos».