Mons. Martínez pidió rezar por una Patria de hermanos y llamó a cuidar la dignidad humana


En conmemoración del 209° aniversario de la Independencia de la Patria, la Diócesis de Posadas celebró la tradicional Misa con Te Deum este miércoles 9 de julio en la Iglesia Catedral “San José”. La ceremonia, presidida por monseñor Juan Rubén Martínez, tuvo un carácter especial al coincidir con la festividad de Nuestra Señora de Itatí, patrona del nordeste argentino y de la Diócesis.

Durante su homilía, el obispo destacó el simbolismo de la fecha del Día de la Virgen de Itatí, resaltando la figura de María como “la mujer del sí”, quien acompañó a Jesús en sus momentos más dolorosos. Recordó también que el Te Deum de 1816 fue un acto de “fe y compromiso político” que perdura hasta hoy. En este contexto, reflexionó sobre los desafíos de vivir la independencia en un mundo globalizado, advirtiendo sobre los peligros de una globalización que “no tiene en cuenta la dignidad humana” y fomenta la exclusión y las desigualdades. Finalmente, invitó a los cristianos a actuar conforme a los valores del Evangelio, subrayando que “la justicia social, el bien común y la dignidad humana no son solo conceptos sociales; también nacen del Evangelio”.

 

En el inicio de su mensaje, Mons. Martínez expresó la alegría de celebrar una fecha tan significativa, destacando que la misa reunía el sentido patrio del 9 de julio con la devoción a la Virgen María en su advocación de Itatí. Agradeció la presencia de autoridades civiles, judiciales, legislativas, fuerzas armadas, de seguridad, del ámbito sindical y educativo, quienes, según destacó, “representan al Pueblo de Dios y el compromiso de querer rezar por nuestra patria”.

El obispo se refirió a la figura de María como “la mujer del sí”, quien acompañó con fidelidad el camino de Jesús, incluso en los momentos más dolorosos como la huida a Egipto o su presencia al pie de la cruz. Subrayó que su maternidad está fuertemente ligada a la cultura y la piedad popular del pueblo argentino.

“La patrona de la provincia es Nuestra Señora de Loreto, pero la de nuestra diócesis es la Virgen de Itatí”, recordó, remarcando cómo los distintos nombres marianos, como Guadalupe, Luján, Loreto e Itatí, expresan la cercanía de María con la historia evangelizadora del continente. “Por eso el pueblo de Dios la quiere tanto. María es madre, y en nuestra cultura la maternidad es fundamental”, afirmó.

En un pasaje clave de su mensaje, Mons. Martínez vinculó el gesto histórico del Te Deum con el presente nacional. Recordó que los congresales de 1816, luego de declarar la independencia, fueron a rezar el Te Deum como un acto de fe y compromiso con la patria. “No era un hecho partidista, era un hecho político, profundamente espiritual. Y por eso nosotros lo seguimos haciendo”, explicó.

También planteó una profunda reflexión sobre los desafíos de vivir la independencia en un mundo globalizado. A partir del Documento de Aparecida —último gran documento del Episcopado Latinoamericano, redactado con la participación del entonces cardenal Jorge Bergoglio—, alertó sobre los peligros de una globalización que uniforma y concentra poder y riqueza en manos de pocos.

La globalización no siempre tiene en cuenta la dignidad humana, y genera exclusión. Aumenta las desigualdades que mantienen a muchas personas en la pobreza. Vemos hoy muchas grietas, no sólo políticas, sino también en el crecimiento de la pobreza, que es lo que más duele”, advirtió.

En ese sentido, el obispo invitó a discernir cómo los cristianos y ciudadanos pueden aportar a la historia desde sus valores: “La justicia social, el bien común, la dignidad humana no son solo conceptos sociales; también nacen del Evangelio”, expresó. Y añadió: “Debemos tener en cuenta a todos, especialmente a los que quedan fuera de la globalización”.

“La insolidaridad daña y es injusta

Citando textualmente el Documento de Aparecida,  remarcó: “La globalización, tal como está configurada actualmente, no es capaz de interpretar y reaccionar en función de valores objetivos que se encuentran más allá del mercado y que constituyen lo más importante de la vida humana: la verdad, la justicia, el amor y, muy especialmente, la dignidad y los derechos de todos, aún de aquellos que viven al margen del propio mercado”.

Sobre el final, monseñor Martínez advirtió que “la insolidaridad daña y es injusta” y elevó una oración a María de Itatí por el presente y el futuro de la Nación: “Le ponemos nuestras intenciones para que podamos crecer en una patria de hermanos”, concluyó.

Fotos: Rocío Ayala (Pastoral de Comunicación)