Un terremoto de magnitud 6,0 sacudió en la noche del domingo el este de Afganistán, dejando al menos 800 muertos y más de 2.800 heridos, según cifras preliminares difundidas por las autoridades talibanas. El epicentro se registró a 27 kilómetros de la ciudad de Jalalabad, en la provincia de Nangarhar, a una profundidad de ocho kilómetros, de acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
El sismo golpeó con fuerza las provincias de Kunar y Nangarhar y se sintió incluso en Kabul y en varias ciudades de Pakistán, incluida Islamabad, donde más de 1,2 millones de personas percibieron sacudidas fuertes o muy fuertes. La precariedad de las viviendas afganas, construidas mayoritariamente con ladrillo de barro y piedra, agravó el impacto, provocando derrumbes masivos y dejando a cientos de familias atrapadas bajo los escombros.
Zonas más afectadas y dificultades en el rescate
Los distritos de Nurgal, Sawkay, Watapur, Dara Pech y Chapi Dara figuran entre los más golpeados, mientras que una réplica de magnitud 5,2 incrementó el temor de los sobrevivientes. En varias aldeas enteras se reportaron destrucciones totales y las rutas quedaron bloqueadas por deslizamientos de tierra, complicando el acceso de la ayuda humanitaria.
“La cifra de fallecidos y lesionados es significativa, pero como el área es difícil de alcanzar, nuestros equipos siguen en el lugar”, declaró Sharafat Zaman, portavoz del Ministerio de Salud. Por su parte, el vocero talibán Zabihullah Mujahid confirmó el despliegue de equipos locales y nacionales, aunque reconoció que los recursos disponibles son insuficientes.
Reacciones internacionales
El Papa León XIV envió un mensaje de solidaridad a través del cardenal Pietro Parolin, expresando su dolor por la tragedia y pidiendo fortaleza para el pueblo afgano. Desde Naciones Unidas, el secretario general António Guterres confirmó que los equipos en Afganistán ya están brindando asistencia inicial, mientras que el Alto Comisionado para los Refugiados, Filippo Grandi, apeló a la comunidad internacional a “no dudar en apoyar las tareas de socorro”.
Una tragedia en un país vulnerable
El terremoto se perfila como uno de los peores desastres naturales de los últimos años en Afganistán, un país situado en una de las zonas sísmicas más activas del planeta. La falta de infraestructura, los limitados recursos y la drástica caída de la financiación humanitaria —de 3.500 millones de dólares en 2022 a apenas 767 millones en 2025— incrementan la vulnerabilidad de la población.
Las autoridades temen que el número de víctimas aumente en las próximas horas, a medida que los rescatistas logren acceder a las aldeas más remotas de la cordillera del Hindu Kush.