Mama Antula, la santa argentina modelo para una Iglesia misionera


El papa Francisco presidió hoy -VI Domingo del tiempo ordinario y memoria de Nuestra Señora de Lourdes- una misa donde proclamó santa a la beata argentina María Antonia de San José, más conocida como Mama Antula.

La ceremonia de canonización de la laica consagrada (1730-1799) tuvo lugar en la basílica de San Pedro y fue concelebrada, entre otros, por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, monseñor Jorge García Cuerva, y varios obispos de la Argentina.

La misa contó también con la presencia del Presidente de la Nación Javier Milei, una comitiva de funcionarios nacionales y provinciales, y una delegación de argentinos que viajaron para la ocasión, entre ellosClaudio Perusini, la persona que experimentó el milagro atribuido a la intercesión de la nueva santa.

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En su homilía, el Papa dijo que Mama Antula “´tocada´ por Jesús gracias a los Ejercicios espirituales, en un contexto marcado por la miseria material y moral, se desgastó en primera persona, en medio de mil dificultades, para que muchos otros pudieran vivir su misma experiencia”.

“Dios nos ama así, y si nos dejamos tocar por Él, también nosotros, con la fuerza de su Espíritu, podremos convertirnos en testigos del amor que salva”, anticipó.

“De esta manera involucró a un sinfín de personas y fundó obras que perduran hasta nuestros días. Pacífica de corazón, iba ´armada´ con una gran cruz de madera, una imagen de la Dolorosa y un pequeño crucifijo al cuello que llevaba prendida una imagen del Niño Jesús. Lo llamaba ´Manuelito´, el ´pequeño Dios con nosotros´. ´Tocada´ y ´sanada´ por el ´pequeño Dios de los pequeños´, al que anunció durante toda su vida, sin cansarse, porque estaba convencida -como le gustaba repetir- de que «la paciencia es buena, pero mejor es la perseverancia». Que su ejemplo y su intercesión nos ayuden a crecer en la caridad según el corazón de Dios”, finalizó el Sumo Pontífice.

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Mama Antula se transformó así, desde este domingo, en la primera santa nacida y fallecida en Argentina, aunque no hay que olvidar a Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March (1889-1943), nacida en España, fundadora de las Hermanas Misioneras Cruzadas de la Iglesia, fallecida en nuestro país y quien figura como santa argentina, de acuerdo a la Delegación Episcopal para la Causa de los Santos.

María Antonia de Paz y Figueroa, tal su nombre original, nació en la actual provincia de Santiago del Estero en 1730. De joven se acercó a la Compañía de Jesús, que tenía una importante presencia en la región, y desde allí llevó a cabo una vida al servicio de los pobres, los indios, las huérfanas, las mujeres víctimas de la violencia. Cuando los jesuitas fueron expulsados, en 1767, decidió difundir los ejercicios ignacianos. Por eso, con esta motivación, recorrió a pie diferentes localidades santiagueñas, Catamarca, La Rioja, Jujuy, Córdoba, “hasta que llegó descalza a Buenos Aires”, donde fundó la Casa de Ejercicios Espirituales de Buenos Aires, edificio que sigue vigente en Avenida Independencia 1190.

Mama Antula, a saber, fue quien difundió en el país la devoción a San Cayetano como patrono de la Providencia divina. Hasta su fallecimiento en 1799, promovió los retiros pergeñados por San Ignacio de Loyola. Fue beatificada el 27 de agosto de 2016 en su provincia natal.

El milagro necesario para la canonización que se le atribuye es la curación del Sr. Claudio Perusini en un hospital de Santa Fe, Argentina. Perusini sufrió un “ictus isquémico con infarto hemorrágico en varias zonas, coma profundo, sepsis, shock séptico resistente, con fallo multiorgánico”, de acuerdo a lo que informó el Vaticano. Su pronóstico era poco alentador porque tenía muy pocas posibilidades de volver a la vida normal debido a las lesiones cerebrales irreparables que tenía. El panorama era desolador.

Así fue cuando llegó un amigo de la familia, el entonces sacerdote Ernesto Giovando (hoy obispo administrador apostólico de Mar del Plata), que rezó por él y le dejó una estampa de Mama Antula en el monitor al que estaba conectado. Le indicó a María Laura, la esposa de Claudio, “que le rezaran, que recientemente había sido considerada beata y que seguramente concedería milagros” (ver más en la obra de Editorial Claretiana, en adjunto). Después del rezo de varios de sus amigos y familiares a Mama Antula, al cabo de unos días mostró una notable mejoría. Después de unos meses de fisioterapia, él ya era independiente y podía hacer tareas manuales normales.

Los restos de la nueva santa descansan en la basílica Nuestra Señora de la Piedad (Buenos Aires), el mismo lugar donde un día Mama Antula buscó refugio en su llegada a la ciudad colonial y donde hoy -con misas y diferentes actividades- se celebra el reconocimiento a su obra, que se extiende hasta la actualidad y desafía a ser una Iglesia más misionera.