Hoy, 7 de marzo, los católicos celebramos la festividad de Santa María Antonia de Paz y Figueroa, conocida cariñosamente como «Mama Antula». Nacida el 11 de febrero de 1730 en Villa Silípica, Santiago del Estero, Argentina, Mama Antula dedicó su vida a la promoción de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola y al servicio de los más necesitados.
Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, Mama Antula asumió la misión de mantener viva la práctica de los Ejercicios Espirituales en el Virreinato del Río de la Plata. Recorrió a pie vastas regiones, incluyendo Santiago del Estero, Córdoba y Buenos Aires, organizando retiros espirituales que congregaban a personas de diversas clases sociales.
En Buenos Aires, fundó la Santa Casa de Ejercicios Espirituales en 1795, un espacio que aún hoy se conserva como monumento histórico nacional. Su labor incansable la convirtió en promotora de la devoción a San Cayetano en Argentina.
Mama Antula falleció el 7 de marzo de 1799 en Buenos Aires. Sus restos reposan en la Basílica de Nuestra Señora de la Piedad. El proceso de canonización comenzó en 1905, siendo declarada venerable en 2010 por el Papa Benedicto XVI. Fue beatificada el 27 de agosto de 2016 y, finalmente, canonizada el 11 de febrero de 2024 por el Papa Francisco, convirtiéndose en la primera santa nacida en Argentina.
Durante la Misa de canonización, el Papa Francisco dijo que Mama Antula “´tocada´ por Jesús gracias a los Ejercicios espirituales, en un contexto marcado por la miseria material y moral, se desgastó en primera persona, en medio de mil dificultades, para que muchos otros pudieran vivir su misma experiencia”.
“Dios nos ama así, y si nos dejamos tocar por Él, también nosotros, con la fuerza de su Espíritu, podremos convertirnos en testigos del amor que salva”, anticipó.
“De esta manera involucró a un sinfín de personas y fundó obras que perduran hasta nuestros días. Pacífica de corazón, iba ´armada´ con una gran cruz de madera, una imagen de la Dolorosa y un pequeño crucifijo al cuello que llevaba prendida una imagen del Niño Jesús. Lo llamaba ´Manuelito´, el ´pequeño Dios con nosotros´. ´Tocada´ y ´sanada´ por el ´pequeño Dios de los pequeños´, al que anunció durante toda su vida, sin cansarse, porque estaba convencida -como le gustaba repetir- de que «la paciencia es buena, pero mejor es la perseverancia». Que su ejemplo y su intercesión nos ayuden a crecer en la caridad según el corazón de Dios”, finalizó el Sumo Pontífice.
El milagro necesario para la canonización que se le atribuye es la curación del Sr. Claudio Perusini en un hospital de Santa Fe, Argentina. Perusini sufrió un “ictus isquémico con infarto hemorrágico en varias zonas, coma profundo, sepsis, shock séptico resistente, con fallo multiorgánico”, de acuerdo a lo que informó el Vaticano. Su pronóstico era poco alentador porque tenía muy pocas posibilidades de volver a la vida normal debido a las lesiones cerebrales irreparables que tenía. El panorama era desolador.
Así fue cuando llegó un amigo de la familia, el entonces sacerdote Ernesto Giovando (hoy obispo administrador apostólico de Mar del Plata), que rezó por él y le dejó una estampa de Mama Antula en el monitor al que estaba conectado. Le indicó a María Laura, la esposa de Claudio, “que le rezaran, que recientemente había sido considerada beata y que seguramente concedería milagros” (ver más en la obra de Editorial Claretiana, en adjunto). Después del rezo de varios de sus amigos y familiares a Mama Antula, al cabo de unos días mostró una notable mejoría. Después de unos meses de fisioterapia, él ya era independiente y podía hacer tareas manuales normales.
Los restos de santa Mama Antula descansan en la basílica Nuestra Señora de la Piedad (Buenos Aires), el mismo lugar donde un día ella buscó refugio en su llegada a la ciudad colonial y donde hoy -con misas y diferentes actividades- se celebra el reconocimiento a su obra, que se extiende hasta la actualidad y desafía a ser una Iglesia más misionera.
Hoy, al conmemorar su legado, recordamos a Santa Mama Antula como un ejemplo de fe, perseverancia y servicio desinteresado, cuya vida continúa inspirando a generaciones de argentinos y fieles alrededor del mundo.