“Los planes continúan como un amortiguador, pero no son la solución a largo plazo”


En comunicación con Radio TupaMbaé, Eduardo Donza, investigador del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, compartió sus análisis detallados basados en la última encuesta de la Deuda Social Argentina realizada por la Universidad Católica Argentina (EDSA-UCA) durante el tercer trimestre de 2023.

Según los resultados obtenidos, la tasa de pobreza en Argentina ha alcanzado un preocupante 44,7%, y se proyecta que podría aproximarse al 50% sin el respaldo de los planes sociales.

La encuesta detalla que casi la mitad de la población argentina, se encuentra en situación de pobreza. Además, un preocupante tercio de los trabajadores no percibe ingresos suficientes para cubrir la canasta básica total. Asimismo, uno de cada cinco habitantes del país experimenta inseguridad alimentaria, marcando el peor registro desde 2005. De manera desalentadora, seis de cada diez menores de 17 años viven por debajo de la línea de la pobreza.

Cabe resaltar que en días recientes, el presidente Alberto Fernández expresó en una entrevista con el Diario Perfil su opinión acerca de la medición de la pobreza, señalando que, a su parecer, esta se encuentra mal evaluada. Sostuvo que, según él, si la pobreza alcanzara semejantes niveles, Argentina estaría sumida en un caos. El mandatario manifestó su temor a que las personas no revelen la verdad sobre su situación, argumentando que el miedo a perder los planes sociales lleva a la ocultación de la realidad económica de los ciudadanos.

 

Para arrojar claridad sobre el tema, Eduardo Donza, investigador del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, habló con “La Creíble” y enfatizó la confiabilidad de las estadísticas públicas al respecto: “Es necesario aclarar que, en primera instancia, la estadística pública es completamente confiable. Aunque puede haber algunas discrepancias en los métodos de revisión o respuestas, es lamentable que se vuelva a cuestionar o desconfiar de ella. Durante el período entre 2007 y 2015, no se podía confiar en esos datos, pero ahora sí”.

Con respecto a los datos, Donza señaló que son elevados y previsibles, dado que el nivel de pobreza en la población está fuertemente vinculado a la inflación y al aumento de precios. Explicó que el indicador de pobreza utilizado se basa en los ingresos, pero también existen otros indicadores que consideran mediciones diversas tanto a nivel de hogares como de individuos, abarcando la pobreza multidimensional.

Asimismo detalló los resultados de la encuesta propia de la UCA presentada recientemente: “Según nuestros hallazgos, que fueron divulgados ayer, casi el 45% de la población se encuentra en situación de pobreza. Este porcentaje se ve ligeramente mitigado por los programas de asistencia estatal, excluyendo las jubilaciones y pensiones tradicionales. Sin estas transferencias, la cifra de pobreza sería del 50%”.

En relación al índice de indigencia en el país, el investigador subrayó: “Es fundamental tener siempre presente el nivel de indigencia, ya que representa a los más desfavorecidos entre los pobres, esas familias cuyos ingresos no alcanzan para cubrir los gastos básicos de alimentación. Tanto en nuestros análisis como en las estadísticas públicas más recientes, este indicador se sitúa cerca del 10%. No obstante, es crucial destacar que este porcentaje podría incrementarse del 10 al 20%”.

Seguidamente planteó la necesidad de mantener las transferencias del Estado para asistir a quienes más lo necesitan: “Se puede concluir que las transferencias estatales destinadas a ayudar a los más necesitados deben continuar. Quizás sea posible focalizarlas de manera más efectiva, convirtiendo algunas de ellas en empleos genuinos, organizados en cooperativas o centrados en el cuidado de otras personas. La idea es que estas medidas deben persistir, ya que atenúan en cierta medida las dificultades que atraviesa una parte de la población”.

Además enfatizó que, aunque estas transferencias son necesarias, no constituyen la solución definitiva: “Es esencial tener en cuenta que estas medidas no son la solución. Han sido implementadas durante más de 20 años y aún no han resuelto completamente la situación y es imperativo mejorar el mercado laboral. A veces nos centramos específicamente en los indigentes o los pobres, pero la calidad de vida ha disminuido en toda la población, incluso en los sectores medios y hasta los medios altos. Contamos con indicadores que evidencian restricciones en los gastos, afectando a los sectores medios altos, debido a la disminución de ingresos y al aumento en los costos de los hogares”.

En la actualidad, numerosas personas, incluyendo a la clase media que enfrenta dificultades para cumplir con los servicios, expresan su preocupación. Al respecto, remarcó: “Este es un tema de suma importancia, ya que lamentablemente enfrentamos múltiples variables y fluctuaciones de precios persistentes en la economía desde hace un tiempo. La cuestión de los servicios es particularmente delicada y varía según la ubicación geográfica. No es lo mismo en el Gran Buenos Aires que en el resto del país”.

Por otro lado, Donza, advirtió sobre la posible repercusión en el futuro cercano de la actualización de precios de servicios y el comportamiento de ciertas variables macroeconómicas, como el tipo de cambio y algunos costos. En este sentido, anticipó un aumento de la inflación que podría incidir en un leve incremento del indicador de pobreza. Aclaró que, si todo sigue más o menos encaminado, los aumentos podrían oscilar entre dos o tres puntos porcentuales de este 45% que estamos considerando. Es decir, no es necesario que ocurra algo trágico, sino que se observa un empeoramiento en los indicadores, aunque no de manera catastrófica.

En una reflexión posterior, destacó la esperanza de poder tomar un rumbo necesario para superar la situación actual. Enfatizó que mejorar el mercado laboral es crucial, ya que los subsidios estatales, a pesar de aliviar financieramente a las familias, no son suficientes. En este camino recalcó la importancia de mejorar la estructura productiva para aumentar ingresos, producción y competitividad y que esto, a su vez, requiere decisiones claras, mensajes precisos y la generación de confianza, especialmente para aquellos que deben invertir y planificar a futuro y anheló que se puedan implementar políticas de Estado que impulsen la producción y el empleo, proporcionando un nivel de seguridad en el desarrollo del país.

Además, hizo hincapié en que en la actualidad, seis de cada diez menores de 17 años también viven bajo la línea de pobreza. Al ser consultado sobre si se realiza un estudio paralelo o si se los incluye dentro de la medición general de la pobreza, explicó que “se los incluye en la misma medición porque técnicamente lo que identificamos en situación de pobreza es el hogar, la estructura familiar. Técnicamente, se clasifica al hogar como en situación de pobreza cuando los ingresos declarados no alcanzan para cubrir una canasta normativa de consumo.

“Esta canasta incluye alimentos y otras necesidades del hogar, como los gastos escolares, la compra de ropa, el pago de servicios y todos los gastos necesarios para vivir de manera digna. Al vivir en estos hogares, los menores de 18 años son identificados en situación de pobreza”, añadió.

Donza insistió que, lamentablemente, al especificar el estado de pobreza, no solo en la población general (donde se sitúa en un 45%), sino al focalizarse en los menores de 18 años, este porcentaje se eleva aún más, superando el 60%. Esto, según sus palabras, no solo genera preocupación desde un punto de vista emocional hacia los niños y adolescentes, sino que también constituye una carga para el futuro.

Consecuentemente dijo que “esta situación conlleva a una hipoteca para su futuro y que esta asociación se refleja en una disminución de la calidad alimentaria, en dificultades para asistir o participar en proyectos educativos, en retrasos en la educación, en falta de apoyo afectivo y psicológico, lo cual impacta en su formación como individuos íntegros. Estas privaciones pueden convertirse en una carga para su vida futura y para la familia que formarán, haciéndolos menos capacitados para desenvolverse en la vida y para integrarse laboralmente”.

Además, destacó las repercusiones a nivel societal, señalando que una parte de la sociedad menos capacitada y con habilidades blandas limitadas para el trabajo, representa un desafío que, independientemente de la injusticia, complica la realidad futura de estos niños y la sociedad en su conjunto.

En cuanto a los adultos mayores que también acceden a beneficios, se le consultó a Eduardo Donza cómo se refleja esta situación en las encuestas. En este sentido, Donza explicó: “La clasificación se realiza de la misma manera, considerando si viven en un hogar. En el caso de aquellos que tienen un hogar unipersonal, es decir, que viven solos o con otra persona de la misma edad, adulto mayor, muchas veces cuentan con una mayor protección en términos de la medición de la pobreza”.

“Afortunadamente, en nuestro país contamos con una protección de ingresos considerable, gracias a un sistema jubilatorio previsional muy extendido que cubre a más del 95%, incluso el 96%, de las personas en edad jubilatoria, ya jubiladas y percibiendo un ingreso mensual. Esto los resguarda, al menos en parte, de privaciones extremas”, agregó.

Luego, acentuó que al afinar el estudio, se observa que aquellos adultos mayores que viven en departamentos y deben afrontar gastos de expensas, en ocasiones enfrentan dificultades. Además, mencionó que si el ingreso no cubre la totalidad de los gastos médicos, podrían experimentar problemas y requerir la ayuda de familiares o de otras personas para la compra de alimentos y medicamentos. Destacó que, aunque las cifras generales pueden diluir la situación de privaciones, existen casos de adultos mayores enfrentando situaciones precarias.

Respecto a la próxima medición, Donza adelantó: “En nuestro caso será sobre el próximo año, y en el caso del INDEC, este presenta los datos por semestre. Así que la próxima información oficial que presente el INDEC corresponderá al segundo semestre de 2023, seguido por los datos del primer semestre de 2024”.

Por último, y en relación a los comentarios del presidente argentino, Alberto Fernández, acerca de que “la pobreza está mal medida”, el investigador señaló: “Es posible dejar de lado sus comentarios poco afortunados, ya que puede haber cierto sesgo presente en las mediciones. Aquellos de nosotros involucrados en este ámbito lo comprendemos, no es algo novedoso, existen numerosos estudios al respecto. Tanto desde la perspectiva de la estadística pública como la privada, se busca mejorar constantemente”.

“En nuestro análisis, nos hemos enfocado en un indicador específico para medir la pobreza, reconociendo la existencia de varios indicadores con distintos matices. Aunque es cierto que cualquier medición puede tener cierto sesgo, es importante destacar que este sesgo tiende a ser constante a lo largo del tiempo. Nuestro enfoque se centra en la variación de dicho indicador, ya sea un aumento o una disminución a lo largo de los años”.

“Si identificamos un aumento en el valor del indicador, a pesar de ser conscientes del posible sesgo, y no hay eventos disruptivos en el entorno, esto sugiere un incremento real en la dimensión que estamos intentando medir. En este contexto, la situación adquiere un carácter preocupante, y es imperativo no perder de vista este hecho. En lugar de distraernos con debates sobre la metodología de medición, debemos dirigir nuestra atención hacia la resolución de los problemas subyacentes”.

“Es crucial comprender que, al observar un aumento en el indicador a pesar del sesgo y la ausencia de eventos disruptivos, estamos enfrentando una realidad que empeora. La preocupación es compartida por todos nosotros, y en lugar de buscar excusas en la forma de medir, debemos concentrarnos en abordar los problemas genuinos que contribuyen a esta situación”.

Finalmente agradeció mucho por el tiempo dedicado al análisis, la discusión y la atención prestada a esta problemática significativa que afecta a toda la población.