Diez argentinos deportados desde Estados Unidos arribaron en la madrugada del jueves al Aeropuerto Internacional de Ezeiza a bordo de un vuelo especial de Omni Air International. La operación, dispuesta de manera unilateral por el gobierno de Donald Trump, se concretó a las 3:17 con estrictas medidas de control y sin incidentes de seguridad.
El traslado se realizó en un Boeing 767-300 alquilado por las autoridades estadounidenses, que partió desde Texas, realizó escalas en Luisiana y Bogotá, y finalmente aterrizó en Buenos Aires. Los deportados ingresaron por una terminal privada y abandonaron el aeropuerto de manera escalonada, algunos cargando valijas y otros con pertenencias en bolsas plásticas.
Uno de los repatriados, un joven de 25 años detenido en San Antonio, Texas, declaró a TN que durante el proceso recibió “un trato adecuado” y que no podrá regresar a Estados Unidos por un período de cinco años. También destacó la colaboración de la Cancillería argentina para garantizar un procedimiento ordenado.
Antecedentes y contexto regional
De acuerdo con fuentes diplomáticas, la decisión de deportar fue tomada de manera unilateral por Washington, sin distinción entre quienes tenían antecedentes penales y quienes no. Entre los repatriados se incluyen casos vinculados a delitos como robo, agresión y tráfico.
Esta operación se enmarca en una serie de deportaciones masivas impulsadas por la administración Trump. Desde enero, Estados Unidos ya ha repatriado a más de 1.900 ciudadanos brasileños, mientras que la cifra de argentinos deportados resulta significativamente menor en comparación.
Posición oficial
El embajador argentino en Estados Unidos, Alejandro Oxenford, relativizó el alcance del operativo en el plano regional. “El número de argentinos deportados es insignificante frente al de otros países”, sostuvo, y subrayó que las medidas responden a infracciones legales. Aseguró además que el gobierno argentino se ocupa de resguardar la integridad de sus ciudadanos durante estos procesos.