El papa León XIV presidió el domingo en la Plaza de San Pedro la Misa del Jubileo de los Catequistas, donde subrayó el rol fundamental de quienes acompañan el camino de fe de los cristianos. “Los catequistas acompañan nuestro camino de fe a lo largo de la vida”, afirmó ante miles de peregrinos, e invitó a toda la Iglesia a vivir la fe como un proceso compartido de aprendizaje, esperanza y amor.
Durante la celebración, el Santo Padre confirió el ministerio estable de catequistas a 39 laicos provenientes de los cinco continentes. Hombres y mujeres de distintas culturas e idiomas fueron llamados uno a uno, respondiendo con un “Aquí estoy” al inicio de la liturgia. León XIV les recordó que este servicio debe estar “arraigado en la oración, cimentado en la sana doctrina y animado por el entusiasmo apostólico”. Como signo de su misión, les entregó una cruz tras la bendición final.
En su homilía, el Pontífice destacó que los catequistas son “personas de palabra, una palabra que pronuncian con su propia vida”. Señaló que la transmisión de la fe comienza en la familia, en la vida cotidiana, y se fortalece en la comunidad gracias al testimonio de quienes precedieron en el camino cristiano. “Cuando educamos en la fe, ponemos en el corazón la palabra de vida para que fructifique en una vida buena”, sostuvo.
El Papa también reflexionó sobre la parábola del rico y el pobre Lázaro, proclamada en el Evangelio del día, advirtiendo que sigue vigente: “A las puertas de la opulencia actual se encuentra la miseria de pueblos enteros devastados por la guerra y la explotación”. León XIV denunció la indiferencia de quienes se aferran a la riqueza y olvidan al prójimo: “Muchos Lázaros mueren hoy ante la avaricia que olvida la justicia y el lucro que pisotea la caridad”.
Finalmente, llamó a los catequistas y a toda la Iglesia a ser testigos del Evangelio en este Año Jubilar: “Es un tiempo de conversión y de perdón, de compromiso con la justicia y de búsqueda sincera de la paz”.

