El Papa León XIV exhortó este miércoles a reconocer la propia vulnerabilidad como camino de salvación, al advertir contra la tentación de la autosuficiencia. “Nadie puede salvarse solo. La vida se consuma no cuando somos fuertes, sino cuando aprendemos a recibir”, afirmó durante la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro, ante miles de fieles.
En su catequesis, el pontífice reflexionó sobre las últimas palabras de Jesús en la cruz según el Evangelio de Juan: “Tengo sed” y “Todo está consumado”. Señaló que aquellas frases condensan toda la existencia del Hijo de Dios, que se revela no como un héroe victorioso, sino como “un suplicante de amor”.
“El amor, para ser verdadero, también debe aprender a pedir y no solo a dar”, subrayó el Papa, al destacar que la sed de Cristo no era solo física, sino expresión de un deseo profundo de amor, relación y comunión.
León XIV remarcó que el gesto de Jesús en la cruz demuestra que la salvación no reside en la autonomía, sino en reconocer humildemente la propia necesidad. “La paradoja cristiana es que Dios salva no haciendo, sino dejándose hacer; no venciendo el mal con la fuerza, sino aceptando la debilidad del amor hasta el final”, explicó.
Asimismo, señaló que “pedir no es indigno, es liberador”, porque abre la puerta a la comunión y al perdón verdadero. “Jesús nos salva mostrándonos que pedir no es indigno, sino liberador. Es la salida del encierro del pecado para volver al espacio de la comunión”, afirmó.
El Santo Padre concluyó invitando a los cristianos a vivir la fraternidad, la sencillez y la confianza, aprendiendo a pedir sin vergüenza y a dar sin segundas intenciones. “No tengamos miedo de pedir, sobre todo cuando nos parezca que no lo merecemos. Es ahí, en ese gesto humilde, donde se esconde la salvación”, alentó.