En la solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María, el Papa León XIV afirmó que el “sí” de la Madre de Jesús continúa dando fruto en la vida de los cristianos, en particular en los mártires, testigos de la fe y constructores de paz.
La celebración eucarística tuvo lugar esta mañana en la parroquia pontificia de Santo Tomás de Villanueva, en Castel Gandolfo. Durante su homilía, el pontífice subrayó que “nuestra victoria sobre la muerte comienza desde ahora” y que, en María, “está nuestra historia, la historia de la Iglesia inmersa en la humanidad común”.
Al reflexionar sobre el pasaje evangélico de la Visitación y el cántico del Magníficat, recordó que “nada se pierde” en la vida de quien acoge la Palabra de Dios. En ese sentido, sostuvo que la fecundidad de María “se prolonga en la fecundidad de la Iglesia y de toda la humanidad”.
León XIV también advirtió sobre el peligro de la resignación y la queja, a las que calificó como señales de una fe envejecida: “Es entonces cuando nos invade la muerte, en formas de resignación y queja, de nostalgia e inseguridad”, alertó.
El Santo Padre animó a renovar la esperanza a partir del ejemplo de comunidades pobres y perseguidas, a las que definió como “la alegría de la Iglesia” y “las primicias del Reino”.
Finalmente, el Papa destacó que, así como María fue signo de la victoria de Cristo sobre la muerte, “todos, en Él, podemos vencerla”, viviendo con confianza, valentía y compromiso por la vida.