León XIV cerró 2025 con una reflexión sobre el Jubileo, la gratitud y la esperanza cristiana


En la última audiencia general del año, el papa León XIV ofreció una reflexión de balance sobre 2025, un período que definió como “marcado por acontecimientos importantes”, e invitó a los fieles a encomendarse a la Divina Providencia y a agradecer las gracias recibidas durante un Año Santo que calificó de especial.

Desde el Vaticano, el pontífice propuso meditar sobre el “camino” recorrido y el “destino” al que está llamada la humanidad, en un contexto que combinó momentos de profunda alegría —como las peregrinaciones jubilares— con otros de dolor, entre ellos la muerte del “amado papa Francisco” y la persistencia de conflictos armados que “siguen perturbando el planeta”.

En su mensaje, pronunciado en el marco de la cercanía del cierre del Jubileo y de las celebraciones navideñas, León XIV retomó palabras de su predecesor y subrayó la importancia de cultivar actitudes de “adoración, asombro y gratitud” como respuesta cristiana a los acontecimientos de la historia.

Un año leído a la luz de la fe

El Papa inició su reflexión con la lectura de un pasaje de la carta de san Pablo a los Efesios, en el que se alaba a Dios por la grandeza de su poder. A partir de allí, presentó 2025 como un tiempo de contrastes: la alegría compartida por millones de peregrinos del Año Santo y, al mismo tiempo, el sufrimiento causado por la violencia y la pérdida.

En ese contexto, animó a los fieles a presentar ante Dios tanto las alegrías como las heridas del año transcurrido y a orar por una renovación interior sostenida por la gracia.

Gratitud y esperanza cristiana

León XIV recordó una enseñanza del papa Francisco, quien afirmaba que la esperanza y la gratitud cristianas “respiran una atmósfera completamente diferente: de adoración, de asombro, de gratitud”, en contraste con una esperanza superficial y centrada en uno mismo.

“Hoy estamos llamados a reflexionar sobre lo que el Señor ha hecho por nosotros durante el último año y también a un sincero examen de conciencia”, expresó el Papa, invitando a pedir perdón por las ocasiones en las que no se supo responder plenamente a los dones recibidos.

Los signos del Jubileo

Al referirse al Año Jubilar, el pontífice destacó dos signos centrales. El primero fue el del camino y la meta, representado por las peregrinaciones a la tumba de san Pedro, como imagen de toda la vida cristiana entendida como una peregrinación hacia el encuentro definitivo con Dios.

El segundo signo fue el paso por la Puerta Santa, atravesada por millones de fieles como expresión de un “sí” renovado a Dios. Según explicó, este gesto simboliza el inicio de una vida nueva, animada por la gracia, configurada según el Evangelio y abierta al amor al prójimo, incluso en medio de la dificultad y la hostilidad.

La luz de la Navidad y el mensaje final

León XIV situó estas reflexiones bajo la luz de la Navidad y citó a san León Magno: “El nacimiento de Jesús es una alegría para santos, pecadores y paganos”. Recordó que Dios se hace compañero de camino, ofrece la posibilidad de levantarse del pecado y, en la Encarnación, revela la dignidad y la belleza de la fragilidad humana.

En el tramo final de su mensaje, evocó palabras de Pablo VI, quien resumió el sentido del Jubileo en una sola expresión: “amor”. “Dios es amor, misericordia, perdón y vida”, recordó el Papa, deseando que estas convicciones acompañen a los fieles en el paso del año viejo al nuevo.

“Que estos pensamientos nos acompañen no sólo en este tránsito, sino a lo largo de toda nuestra vida”, concluyó León XIV en su última audiencia general de 2025.

Foto: Vatican Media