León XIV asumió como obispo de Roma y pidió «caminar juntos en la escucha, la oración y la caridad»


En una ceremonia cargada de emoción y significado, el papa León XIV tomó este domingo posesión de la cátedra de San Juan de Letrán, convirtiéndose oficialmente en el obispo de Roma. En su mensaje, el Pontífice expresó su deseo de “caminar junto al pueblo” y ofreció “todo lo poco que tengo y que soy” a su nueva familia diocesana.

Antes de llegar a la basílica lateranense, el Santo Padre visitó el Capitolio romano, sede del gobierno local, donde fue recibido por el alcalde Roberto Gualtieri. Desde allí, se trasladó a la catedral de Roma para presidir la solemne celebración eucarística.

Durante la homilía, el Papa destacó el valor de la escucha, tanto a Dios como a la comunidad. “Expreso el deseo y el compromiso de entrar en este vasto proyecto poniéndome, en la medida de lo posible, a la escucha de todos, para aprender, comprender y decidir juntos: cristiano con ustedes y obispo para ustedes”, afirmó, citando a San Agustín.

El vicario para la diócesis de Roma, cardenal Baldassare Reina, dirigió unas palabras al nuevo obispo: “Ocupar la cátedra pastoral es atender amorosamente al rebaño de Cristo”. Fue él quien realizó el primer gesto de obediencia, seguido por representantes del clero y la comunidad diocesana.

León XIV recordó el legado histórico y espiritual de la ciudad eterna: “Roma es heredera de una gran historia, consolidada en el testimonio de Pedro, de Pablo y de innumerables mártires, y tiene una misión única: ser Mater ómnium Ecclesiarum, Madre de todas las Iglesias”.

El Papa también retomó enseñanzas de su predecesor, Francisco, sobre la dimensión materna de la Iglesia, mencionando la ternura, la entrega y la capacidad de escucha como rasgos esenciales que deben desarrollarse dentro de la comunidad: “Deseamos que estos rasgos crezcan en el Pueblo de Dios en todas partes, también aquí, en nuestra gran familia diocesana”.

En su reflexión sobre la Palabra, el Pontífice subrayó que la comunión eclesial se construye de rodillas”, es decir, desde la oración y la conversión, recordando que la voz de Dios es la más importante a la hora de discernir los caminos a seguir.

Respecto al trabajo pastoral en curso en Roma, valoró el esfuerzo de la diócesis en su preparación para el Jubileo. “Gracias a muchos esfuerzos, la ciudad le parece a quien viene –a veces desde muy lejos– como una gran casa abierta y acogedora, y sobre todo como un hogar de fe”, señaló.

El Santo Padre concluyó la celebración citando al beato Juan Pablo I, quien al comenzar su pontificado expresó: “Les aseguro que los amo, que solamente deseo servirlos y poner a disposición de todos mis pobres fuerzas, todo lo poco que tengo y que soy”.

Desde la logia de la basílica, el Papa León XIV dirigió un último saludo a los fieles reunidos: “La paz esté con ustedes. Vivamos nuestra fe durante este año jubilar buscando la esperanza y siendo testimonio de ella para el mundo que sufre. Jesucristo está presente en nuestros corazones y siempre nos acompaña en nuestro camino”.

La jornada marcó el inicio oficial del ministerio pastoral del Papa León XIV como obispo de la diócesis de Roma, en una ceremonia que unió tradición, fe y cercanía con el pueblo.