En una significativa audiencia con los superiores y funcionarios de la Secretaría de Estado, el papa León XIV subrayó la necesidad de colaboración en el ejercicio de su ministerio y advirtió sobre los peligros del individualismo, las ambiciones personales y los antagonismos en el seno de la Curia Romana.
Reunido con 246 miembros de la Secretaría de Estado en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Pontífice agradeció la labor cotidiana que realizan para asistirlo y reafirmó el valor de una comunidad “de fe y caridad” al servicio del Evangelio. “El Papa no puede seguir adelante solo”, expresó, reconociendo que encuentra consuelo en saber que comparte la responsabilidad de su ministerio con quienes lo rodean.
“El rostro de la Iglesia hoy”
León XIV describió a la Secretaría de Estado como “una gran comunidad que trabaja en torno al Papa” y sostuvo que esta refleja “el rostro de la Iglesia hoy”, destacando la creciente presencia de laicos y mujeres, tanto religiosas como consagradas. “Comparten conmigo las dificultades, los desafíos y las esperanzas del Pueblo de Dios en todo el mundo”, valoró.
El Papa alentó a mantener una actitud fraterna y comprometida, recordando las palabras de san Pablo VI, quien advirtió contra la contaminación de este espacio por intereses personales: “No se dejen arrastrar por ambiciones ni antagonismos”, instó, y pidió que actúen como “hermanos e hijos del Papa, entregados con generosidad por el bien de la Iglesia”.
Encarnación y catolicidad: pilares del servicio
El Sucesor de Pedro profundizó en dos principios fundamentales de la labor eclesial: la encarnación y la catolicidad. “Estamos encarnados en el tiempo y en la historia”, señaló, remarcando que así como Dios se hizo hombre, la Iglesia está llamada a hablar el lenguaje de las culturas y pueblos actuales. Esto implica “valorar las diferentes culturas y sensibilidades”, en una clave de comunión con las Iglesias locales y con el conjunto de la comunidad internacional.
Asimismo, reafirmó el papel articulador de la Secretaría de Estado: “Debe ser una fuerza impulsora para tejer la unidad entre Roma y las Iglesias locales, y entre la Iglesia y el mundo”, explicó. “La encarnación nos lleva a lo concreto; la universalidad exige una labor de síntesis que ayude al Papa. Ese nexo de unión es precisamente la Secretaría de Estado”, afirmó.
Herencia de Pablo VI y visión conciliar
León XIV evocó con gratitud la reforma impulsada por san Pablo VI tras el Concilio Vaticano II, quien fortaleció el rol de la Secretaría de Estado como órgano de coordinación en la Sede Apostólica. “Fue él quien dispuso que los miembros de la Curia provengan de todo el mundo, para expresar la verdadera catolicidad de la Iglesia”, recordó.
Finalmente, el Pontífice expresó su gratitud por el trabajo discreto y muchas veces invisible de quienes sirven en la Curia: “Gracias por sus capacidades puestas al servicio de la Iglesia, por su labor muchas veces oculta y por el espíritu evangélico que los anima”.