León XIV alienta a movimientos eclesiales a ser fermento de unidad y misión en la Iglesia


Durante un emotivo encuentro con más de 250 representantes de 115 asociaciones eclesiales, movimientos y nuevas comunidades, el Papa León XIV destacó la importancia de vivir la fe en comunidad y cultivar los carismas como expresión de la gracia de Dios. La audiencia, celebrada en el marco de la reunión anual organizada por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, fue el punto culminante de días de reflexión y comunión en el Vaticano.

En un extenso discurso, el Santo Padre recordó que nadie es cristiano solo, subrayando que la vida cristiana no puede vivirse en aislamiento, sino en comunidad: Formamos parte de un pueblo, un cuerpo que el Señor ha establecido. Cristo Resucitado está presente entre los discípulos reunidos en su nombre, afirmó.

Apoyándose en las enseñanzas del Concilio Vaticano II, el pontífice resaltó el valor del «apostolado de los fieles asociados», destacando que las comunidades de creyentes pueden generar frutos mucho más abundantes que los esfuerzos individuales.

Carismas al servicio de la gracia

En referencia a la carta Iuvenescit Ecclesia, León XIV explicó que los carismas otorgados por el Espíritu Santo tienen un papel fundamental en la vida eclesial, ya que “todo en la Iglesia debe entenderse en relación con la gracia: la institución existe para que la gracia se ofrezca continuamente; los carismas surgen para que esta gracia se reciba y dé fruto”.

Advirtió que sin los carismas existe el riesgo de que la gracia de Cristo no encuentre un terreno fértil donde desarrollarse: “Por eso Dios suscita carismas: para despertar en los corazones el deseo de un encuentro con Cristo”, expresó con firmeza.

Unidad y misión: pilares del ministerio petrino

El Papa exhortó a los presentes a colaborar de manera “fiel y generosa” con el Sucesor de Pedro, especialmente en los ámbitos de la unidad y la misión, pilares fundamentales de la vida eclesial. En este sentido, los animó a ser “fermento de unidad en un mundo dividido” y a irradiar esa comunión hacia todas las instancias eclesiales y sociales.

Además, reconoció el rol crucial de los movimientos en la evangelización contemporánea: “Es un tesoro que debe multiplicarse escuchando atentamente los tiempos actuales y sus nuevos desafíos”, alentó, animando a poner los talentos al servicio de la misión, tanto en territorios de primera evangelización como en comunidades locales.

Una invitación a poner a Cristo en el centro

Antes de concluir, León XIV instó a los líderes y miembros de los movimientos a mantener siempre a Jesús como centro de sus vidas y acciones. Agradeció profundamente el servicio que prestan en la Iglesia y encomendó su labor a la protección maternal de la Virgen María.

El encuentro reafirmó el compromiso de las asociaciones y comunidades con la vida de la Iglesia y renovó su impulso misionero, en plena sintonía con el llamado del Papa a vivir la fe con alegría, comunión y entrega.