Las mujeres del Sínodo: «Por primera vez hablamos al mismo nivel que los obispos»


El Vaticano ha retirado tres mil asientos de su gran salón de audiencias y ha hecho espacio para 35 simbólicas mesas redondas con doce sillas cada una, en las que desde el miércoles trabajan mirándose a los ojos los 466 participantes del ‘Sínodo sobre la sinodalidad’. Este órgano consultivo abordará hasta el 29 de octubre cuestiones como el papel del Papa, posibles excepciones a la norma del celibato sacerdotal, la participación de la mujer en el gobierno de la Iglesia o la acogida de personas LGBTQ+.

Sus respuestas deberán enmarcarse en la sinodalidad, o sea, la idea de que todos los bautizados tienen responsabilidad en la Iglesia y deben contribuir a «gestionar las tensiones (o polémicas) sin dejarse destruir por ellas». Solo 365 participantes tienen derecho a voto. La mayoría son obispos enviados por conferencias episcopales; pero 54, un 14,8%, son mujeres convocadas directamente por el Papa Francisco. Dos de ellas son españolas, la teóloga Cristina Inogés y la monja tiktoker Xiskya Valladares. «En las intervenciones estoy experimentando libertad y serenidad». «En la mesa trabajo con obispos y cardenales y no me he sentido menos, he sido escuchada igual que cualquiera de ellos», explica.

Según Cristina Inogés, «la representatividad es real», pero es representatividad de «las mujeres», en plural, «porque cada una tenemos una manera de pensar». Añade que, en comparación con los cardenales y obispos del sínodo, «las mujeres estamos en contacto con una realidad diferente, tenemos que ajustarnos al día a día, comprar a la hora que podemos, administrar un sueldo, una casa. Y eso se nota en nuestro modo de hacer Teología y en la reflexión que traemos».

También es española la religiosa jesuitina María Luisa Berzosa, que trabaja como «facilitadora» para que en las mesas de trabajo se siga la metodología del sínodo y hablen todos. «En mi mesa no nos llamamos por títulos sino ‘hermano’ o ‘hermana’», explica a ABC. «Nos ayuda estar en mesas redondas, porque el medio es el mensaje. Es un espacio de libertad y cordialidad, hay opiniones diversas, como en todo diálogo, pero la divergencia no es con agresividad», asegura.

Entre los primeros temas

Uno de los primeros temas que ha emergido en el sínodo ha sido la solicitud de que «la mujer participe activamente en decisiones de la Iglesia». Otras cuestiones mencionadas ayer fueron la pérdida de credibilidad, la formación de los sacerdotes en los seminarios, la importancia de la misa dominical, y la ayuda a las personas desfavorecidas. Los participantes aplaudieron unánimemente a un participante que recordó «a quienes no pueden participar en el Sínodo a causa de persecuciones o de la guerra, en particular en Ucrania».

A lo largo de estas semanas se redactarán propuestas, que se votarán el 28 de octubre y se entregarán al Papa. Hasta hace unos años, los sínodos consistían en tres semanas de reuniones eternas en las que los obispos leían en voz alta breves intervenciones que habían enviado semanas antes a Roma y los demás los escuchaban. Su pecado original era que los debates eran formales y se evitaba afrontar cuestiones en las que no había unanimidad. Una de las reformas del pontificado de Jorge Mario Bergoglio ha sido modificar el mecanismo del Sínodo de obispos para convertirlo en un órgano consultivo eficaz. Por eso, ahora cada vez que se reúne hay cuestiones polémicas.

Moral sexual

En estos diez años, Francisco lo ha convocado para hablar del matrimonio y la familia, de los jóvenes, y de la Amazonia. Ahí ha afrontado cuestiones como el papel de los divorciados en la Iglesia, la moral sexual o si es admisible ordenar sacerdote a hombres casados, para combatir la escasez de curas en zonas remotas.

Ahora el Papa solicita que se estudie la dimensión sinodal de la Iglesia, que explica como caminar juntos. Pide al sínodo que concrete qué supone para cada Iglesia local. Algunos exponentes de sectores conservadores denuncian que este sínodo es un ‘caballo de Troya’ para abrirse al matrimonio entre personas homosexuales o al sacerdocio femenino; y desde sectores liberales se ha presionado en los últimos meses a los participantes para que impulsen reformas de ese tipo.

Por JAVIER MARTÍNEZ-BROCAL Corresponsal en el Vaticano de ABC España