“Las familias son la cuna del futuro de la humanidad”: León XIV cerró el Jubileo con un llamado a la unidad


En una emotiva misa celebrada ante más de 45.000 fieles en la Plaza de San Pedro, el Papa León XIV clausuró este domingo el Jubileo de las Familias, los Niños, los Abuelos y los Ancianos, con un fuerte mensaje sobre la unidad, la dignidad del amor conyugal y el papel insustituible de la familia en la sociedad.

Basándose en la oración de Cristo en la Última Cena, recogida en el Evangelio de Juan –“Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti”–, el Santo Padre reflexionó sobre el profundo significado de la unidad del Pueblo de Dios. “Esta unión universal realiza entre las criaturas la eterna comunión de amor en la que Dios mismo se identifica”, afirmó, destacando que esta unidad no suprime las diferencias, sino que se construye en el amor que proviene de Dios.

Durante su homilía, el Papa insistió en que el amor de Dios “siempre quiere abrazar a todas las personas” y que es su vida, entregada en Cristo, la que nos hace uno. “Todos vivimos gracias a una relación: un vínculo libre y liberador de humanidad y cuidado mutuo”, expresó. Sin embargo, también advirtió que la libertad mal usada puede dar lugar a heridas, y que sólo el perdón y la reconciliación –como propone Cristo– pueden restituir esa unidad.

La familia, lugar privilegiado del encuentro con Cristo

Para León XIV, la familia representa el ámbito donde este mensaje evangélico se hace tangible. “Es en la familia donde el Padrenuestro cobra pleno sentido”, dijo, e invitó a vivir la unidad también dentro de los hogares: “Diferentes, pero uno; muchos, pero uno, en todas las circunstancias y en todas las etapas de la vida”.

En ese contexto, el Papa reafirmó que “del seno de la familia nace el futuro de los pueblos” y recordó los ejemplos de santidad conyugal como Luis y Celia Martin o Luis y María Beltrame Quattrocchi, canonizados por la Iglesia. Señaló que estos testimonios muestran cómo el matrimonio es “el canon del verdadero amor entre un hombre y una mujer, un amor total, fiel y fecundo”, no un simple ideal.

Dirigiéndose directamente a los matrimonios, León XIV animó a vivir su vocación con generosidad y compromiso: “La misión principal de los padres es educar a sus hijos, ser ejemplo de coherencia, guiarlos en la libertad mediante la obediencia y el bien”.

Un mensaje para toda la familia

El Papa también dedicó palabras a los hijos, a quienes exhortó a cultivar la gratitud por el don de la vida; y a los abuelos, a quienes confió la tarea de acompañar con “sabiduría, compasión, humildad y paciencia”.

Recordando su propia historia familiar y educación cristiana, el Papa subrayó que “en la familia, la fe se transmite con la vida, de generación en generación”, y aseguró que esta dimensión convierte a la familia en un espacio privilegiado para el encuentro con Jesús.

Finalmente, el Papa León XIV cerró la misa con un mensaje de esperanza para todas las familias, vivas y fallecidas: “Que un día todos seremos uno en el único Salvador, abrazados por el amor eterno de Dios”.