La Verdadera Familia de Jesús


En el Evangelio de Marcos 3,20-35, encontramos a Jesús rodeado de una multitud que no lo deja ni comer. Sus familiares, preocupados, piensan que ha perdido el juicio y vienen a buscarlo. Este pasaje nos recuerda que, a veces, incluso los más cercanos no entienden nuestro camino, especialmente cuando seguimos el llamado de Dios.

Los escribas acusan a Jesús de estar poseído y de usar el poder de Satanás para expulsar demonios. Jesús responde con una parábola sencilla: “Un reino dividido no puede sostenerse”. Nos enseña que el reino de Dios es uno y que debemos permanecer unidos en la verdad y el amor.

Jesús también nos advierte sobre el peligro de cerrar el corazón a la gracia del Espíritu Santo. Atribuir al mal las obras del Espíritu es un pecado que nunca tendrá perdón. Debemos mantener nuestros corazones abiertos y receptivos a la acción de Dios en nuestras vidas.

Finalmente, cuando le dicen que su madre y sus hermanos lo buscan, Jesús redefine la familia: “Mi verdadera familia son aquellos que hacen la voluntad de Dios”. Esto nos invita a vernos como hermanos y hermanas en la fe, unidos no por la sangre, sino por nuestra obediencia y amor a Dios.

Este pasaje nos llama a ser parte de la familia de Dios, viviendo con unidad, integridad y dedicación. Que el Sagrado Corazón de Jesús nos guíe y nos fortalezca en nuestro camino de fe. Amén.