Este domingo 1 de septiembre, la Iglesia conmemora la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, una iniciativa establecida por el Papa Francisco en 2015. Esta jornada marca el inicio del «Tiempo de la Creación», que se extiende hasta el 4 de octubre, fecha en la que se celebra la festividad de San Francisco de Asís, reconocido por su profundo amor a la naturaleza.
En el marco de la Jornada de 2024, el Papa Francisco emitió un mensaje contundente sobre la necesidad urgente de una «ecología humana e integral», que aborde el impacto destructivo de la explotación desenfrenada de los recursos naturales. El Santo Padre instó a una reflexión profunda sobre la «conversión ecológica», llamando a una transición desde la arrogancia de querer dominar a la naturaleza, hacia una actitud de humildad y respeto por la creación.
El mensaje del Papa también subraya la necesidad de reconsiderar el uso del poder humano, particularmente en el contexto del desarrollo de la inteligencia artificial. «El poder incontrolado genera monstruos y se vuelve contra nosotros mismos», advirtió Francisco, haciendo un llamado a establecer límites éticos para garantizar que estas tecnologías estén al servicio de la paz y el desarrollo integral, en lugar de ser utilizadas para la dominación.
El pontífice destacó además la importancia de la esperanza en el marco del Jubileo de 2025, instando a los cristianos a testimoniar su fe en medio de los sufrimientos y desafíos actuales. La salvaguardia de la creación, según Francisco, no es solo una cuestión ética, sino una responsabilidad teológica que refleja la interconexión entre el misterio del hombre y el de Dios.
La celebración de este año se enfoca también en la acción concreta. Los líderes cristianos de diversas denominaciones han unido sus voces para apoyar el tratado de no proliferación de combustibles fósiles, subrayando la urgencia de este compromiso global en la lucha contra el cambio climático.
La Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación invita a los fieles a reflexionar y actuar, con una fe que se encarna en las realidades de nuestro tiempo, compartiendo tanto los dolores como las esperanzas de la humanidad. AICA