La Iglesia advierte sobre despidos y clama por solidaridad en su mensaje de Pascua


El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Mons. Oscar Ojea, en su discurso por el Domingo de Pascua, compartido a través de YouTube, hizo una seria advertencia sobre los despidos en Argentina. En un país marcado por la incertidumbre económica, donde recientemente se dejaron sin trabajo a al menos 15 mil empleados estatales, las palabras de Monseñor Ojea adquieren una relevancia especial.

“Hemos recibido últimamente en la Conferencia Episcopal grupos diversos de personas que quedan sin trabajo, gente que queda como al ‘costado del camino’. Es tremenda esta herida”, expresó Ojea, refiriéndose a la difícil situación que enfrentan quienes pierden sus empleos en medio de la crisis económica que azota al país.

El llamado del presidente del Episcopado no se limitó a una mera reflexión sobre la situación laboral, sino que abordó la esencia misma de la solidaridad cristiana: “El día que nos gane la globalización de la indiferencia, el día que se nos endurezca tanto el corazón, que no tengamos sensibilidad para estos hermanos y hermanas que quedan sin trabajo, es ese día no nos podemos llamar cristianos”, afirmó.

En un contexto donde el gobierno analiza reducir aún más el personal estatal, lo que podría significar la pérdida de trabajo para otras 55.000 personas, según estimaciones, la Iglesia se pronuncia enérgicamente, instando a la sensibilidad y solidaridad con los más afectados por la crisis.

Monseñor Ojea subrayó además la importancia de la solidaridad en la construcción de la paz, recordando que esta no es un producto industrial, sino que se construye con el esfuerzo diario y la cercanía con el prójimo. Sus palabras resuenan con fuerza en un momento en el que la solidaridad se convierte en un recurso indispensable para enfrentar la emergencia y la adversidad.

El mensaje de la Iglesia no es nuevo. Recientemente, el arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Jorge García Cuerva, también había cuestionado el ajuste llevado a cabo por el gobierno, señalando que afecta de manera desproporcionada a los sectores más vulnerables de la sociedad. En palabras del arzobispo, “la inflación es el impuesto de los pobres”, una sentencia que resume la difícil realidad que enfrentan millones de argentinos.

La Iglesia, a través de sus representantes, no solo denuncia las injusticias sociales, sino que también ofrece un camino de esperanza y solidaridad. En un momento de incertidumbre y crisis, sus palabras sirven como guía para recordar que, más allá de las dificultades, la verdadera fuerza reside en la unión y el apoyo mutuo.

La Pascua, con su mensaje de renovación y esperanza, se convierte así en un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la luz de la solidaridad puede iluminar el camino hacia un futuro más justo y equitativo.