Joven argentino es declarado «Siervo de Dios»


La Iglesia de Avellaneda-Lanús ha iniciado formalmente el camino hacia la beatificación y canonización de Jorge Cristián Pérez, un joven comprometido con la fe y la vida parroquial, cuya memoria sigue viva a más de dos décadas de su muerte. Su historia es la de un laico apasionado por el Evangelio, un servidor alegre y carismático que dejó una huella profunda en quienes lo conocieron.

Un joven discípulo misionero

Jorge nació el 28 de septiembre de 1977 y desde muy pequeño se involucró en la vida de la Iglesia, especialmente a través de la Acción Católica Argentina. Participaba activamente en la parroquia Nuestra Señora de Luján, en Sarandí (Avellaneda), donde acompañaba a niños y adolescentes, promovía espacios de formación y animaba celebraciones litúrgicas. Su testimonio cotidiano se volvió referencia para muchos jóvenes.

Además de su compromiso eclesial, Jorge cultivó su pasión por la música. Integró la banda “Inconclu”, con la que ganó una medalla de oro en los Torneos Bonaerenses de 1994, y tuvo oportunidades de compartir escenario con artistas populares. Sin embargo, nunca se desvió de su centro: el servicio a Dios y a los hermanos. Se lo recuerda como un verdadero “hermano mayor” que sabía estar, escuchar y animar.

Una muerte que interpeló a toda la comunidad

El 6 de marzo del año 2000, a los 22 años, Jorge fue asesinado de un disparo mientras esperaba el colectivo en la localidad de Wilde. La bala no era dirigida a él, sino el resultado de un enfrentamiento ajeno. Su muerte, trágica e injusta, conmocionó profundamente a su comunidad y dejó un vacío difícil de llenar. Hasta el día de hoy, el crimen no ha sido esclarecido ni ha tenido responsables condenados.

Pese a la tristeza, la memoria de Jorge se transformó en semilla de vida y testimonio. Numerosos jóvenes que lo conocieron comenzaron a compartir anécdotas, recuerdos y experiencias que daban cuenta de su profunda espiritualidad, su alegría contagiosa y su deseo de llevar a otros al encuentro con Jesús. Algunos incluso aseguran haber experimentado gracias especiales tras pedir su intercesión.

El inicio de la causa de beatificación

A 25 años de su fallecimiento, sus familiares, amigos y miembros de la parroquia decidieron impulsar formalmente su causa de beatificación. En una misa conmemorativa en la parroquia de Nuestra Señora de Luján, se compartió el testimonio de una joven que experimentó una recuperación inesperada de una enfermedad grave, después de haber rezado pidiendo la intercesión de Jorge. Este hecho, sumado a la devoción creciente, motivó el inicio del proceso.

El 29 de octubre de 2024, el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Marcelo Margni, presentó al Papa Francisco un dossier con más de 40 testimonios que recogen las virtudes, la vida de fe y la fama de santidad de Jorge. Fue un momento significativo, tanto para la diócesis como para toda la Iglesia en la Argentina, al ver cómo un joven laico, que vivió su fe con intensidad en el mundo cotidiano, podía comenzar a ser reconocido oficialmente por su santidad.

Qué significa y cómo sigue el proceso

La causa de beatificación tiene distintas etapas. Primero, el Vaticano debe emitir el “nihil obstat”, es decir, la confirmación de que no hay objeciones doctrinales para iniciar el proceso. A partir de allí, se lo declara oficialmente “Siervo de Dios” y comienza la fase diocesana de recolección y validación de pruebas y testimonios.

Luego, si se reconocen sus virtudes heroicas —es decir, la vivencia extraordinaria de la fe, esperanza y caridad— puede ser declarado “Venerable”. Si se comprueba un milagro atribuido a su intercesión, se procede a la beatificación. Para la canonización, la Iglesia exige un segundo milagro posterior.

Hoy, el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Marcelo Margni, comunicó oficialmente la apertura de la causa, convocando a todos los fieles a aportar toda información sobre su vida y fama de santidad.

Este camino es largo y riguroso, pero en este caso, ya cuenta con una comunidad viva que da testimonio, y con la voluntad firme del obispo diocesano y de quienes acompañan la memoria de Jorge.

Una figura para el hoy

En tiempos en los que muchos jóvenes buscan referentes auténticos, la figura de Jorge Cristián Pérez aparece como un signo de esperanza. No fue un sacerdote, ni un religioso, ni alguien con poder institucional. Fue un joven de barrio, servidor de su parroquia, comprometido con la música, con la amistad, con el deporte y con la fe. Su historia nos recuerda que la santidad no es solo para algunos, sino una llamada para todos.

La causa de Jorge invita a mirar con nuevos ojos a los jóvenes que hoy caminan en nuestras comunidades, y a reconocer cómo el Espíritu Santo sigue obrando con fuerza en la vida cotidiana, incluso en medio del dolor y la injusticia.