En plena cuenta regresiva rumbo a las PASO del 13 de agosto, Javier Milei comenzó a recorrer las rutas del país en un motorhome, acompañado de un colectivo ploteado con su rostro y la leyenda “Milei 2023″. El primer tramo de su gira de campaña, que fue denominada “tour de la libertad” y cuyo énfasis estaría puesto en el factor sorpresa, se inició hoy con una visita a la localidad bonaerense Zárate y tiene como destino final a la ciudad de Córdoba.
El líder de La Libertad Avanza y su comitiva llegarán a la provincia mediterránea este miércoles por la tarde, previo paso por San Nicolás y Rosario. En la ciudad santafesina, Milei se encontrará con su referente local y candidata a diputada nacional, Romina Diez. En Córdoba, en tanto, será recibido por María Celeste Ponce, la aspirante libertaria a la Cámara baja, quien lo espera con una charla ya pactada para esta noche.
La decisión de dar un giro en su formato de campaña, que coronará con un acto en el Movistar Arena el próximo 7 de agosto, sucedió luego de que sus estrategas admitieran que el recurso de la postal supuestamente “convocante”, con gente amontonada alrededor del diputado, se agotó. Por eso la nueva apuesta, que consideran un cambio radical: pasar de la “multitud” anónima al cara a cara.
El objetivo fue explícito: dejar atrás el formato de caminatas “encapsuladas”, replicado sucesivamente en las recorridas callejeras que protagonizó el dirigente libertario en los últimos meses. Ahora, la intención es mostrar a un Milei en mayor contacto con la gente y sin banderas “militantes” a su alrededor.
Además de su hermana Karina, principal estratega de campaña y pilar emocional del economista, Milei sumó a su viaje a la aspirante libertaria a la gobernación bonaerense, Carolina Píparo; a su asesora de imagen y precandidata a diputada nacional, Lilia Lemoine; y a varios integrantes de su equipo de comunicación, como son los influencers Iñaki Gutiérrez y Eugenia Rolón, y el director de cine y también precandidato a legislador por La Libertad Avanza, Santiago Oría.
Fuente: LA NACION