La Evangelización digital: un horizonte desafiante.


No cabe la menor duda de que la Evangelización constituye un medio fundamental en la extensión del reino y el llamado universal a la salvación. “Vayan por todo el mundo y prediquen El Evangelio” (Mt. 16,9-15)

Y en esta nueva etapa de nuestra historia, la Iglesia se encuentra con el inminente desafío de la cultura digital.

La Fe se va transmitiendo, también, a través de los medios de comunicación y redes sociales y numerosas iniciativas lideradas por sacerdotes, religiosas, consagradas y laicos van surgiendo, en respuesta a los signos de los tiempos.

Sin embargo, cabe la pregunta si en determinados casos y situaciones estas propuestas de evangelización son efectivas o no, porque ingenuamente se puede caer en la tentación de buscar solo seguidores y no de promover el verdadero seguimiento a Jesús y Su Evangelio.

Si bien es cierto que hoy más que nunca cobran vigencia las oportunas actualizaciones del Concilio vaticano ll sobre el uso de los medios de comunicación social en el rol evangelizador, no deja de ser cierto que el llamado a ser sal y luz del mundo en estos medios lleva consigo un sinfín de tentaciones.

En este sentido, resulta de vital importancia tomar en consideración que el corazón del evangelio es la persona y el mensaje de Jesús para transformar todo aquello que requiera ser trasformado, para el bien de la dignificación humana. Por esta razón, resulta un gran desafío transmitir el mensaje sin caer en la tentación de llevarlo a un proyecto de índole personal, que no muestre el menor interés en el bien espiritual y humano de quienes son depositarios del mensaje.

No se trata, entonces, de buscar técnicas de reclutamiento de miembros que hacen “click” o dan “me gusta”, sino de encontrar caminos de renovada esperanza, capaces de devolver la vista al ciego, sanar al leproso, levantar al paralítico y devolver la dignidad a la mujer.

Me incluyo en esta lista y deseo, con gran fervor, que quede claro que todo evangelizador es también un rescatado por la misericordia de Dios, convirtiéndose esta verdad en el impulso del kerygma.

Palabras más, palabras menos, estamos hablando de que la nueva evangelización en la cultura digital viene a concretarse por la experiencia personal con Cristo, como base para el motor misionero, que no solo se limita a saber la verdad, sino que la saborea, una vez que la ha encontrado.

Me permito, además, referir que en el decreto sobre los medios de comunicación redactado en el Concilio vaticano ll “Inter Mirifica”, versan claramente cuáles son las instrucciones y normas libremente aceptadas  y santamente observadas por quienes se animen a utilizar los Medios de Comunicación social como sal y luz que ilumine la tierra: “… el Concilio invita, además, a todos los hombres de buena voluntad, especialmente a aquellos que gobiernan estos instrumentos, para que se esfuercen  en utilizarlos en bien de la sociedad humana, cuya suerte depende cada día más  del recto uso de aquellos”. (1)

Un capítulo entero se abre  para aclarar la importancia de la formación íntegra  de los católicos para el recto uso de los medios de estos medios, a fin de comunicar oportunamente el evangelio con verdadero espíritu cristiano.

Urge, entonces, superar las tentaciones personales y descubrir que el gran desafío es siempre encontrar al otro, para que éste, a su vez, se sienta salvado, no por los méritos o discursos elocuentes del evangelizador en cuestión, sino por las palabras de Jesús hechas VIDA en nosotros.

Queda aún mucho camino por recorrer…

(1) Documentos del Concilio vaticano ll, San Pablo, 2015

 

 

 

 

 

 

 

Isabella Orellana.

Locutora Católica, esposa y mamá. Venezolana