El incidente ocurrió en Wakayama, cuando en medio de una multitud se escucha una detonación y se observa un humo blanco a metros de donde se encontraba el líder del país, que rápidamente es protegido y sacado a la fuerza por un grupo de guardaespaldas. Por el hecho fue detenido un joven de 24 años, de la cercana región de Hyogo.
“Hubo una fuerte explosión (…). La Policía está investigando los detalles, pero me gustaría disculparme por preocupar a la gente y causarles problemas”, declaró Kishida a unos kilómetros de lugar del incidente, horas después y al retomar la campaña electoral.
Y agregó: “en estos momentos se desarrolla una campaña importante para nuestro país, y debemos trabajar juntos e ir hasta el final”.
Kishida estaba en la ciudad portuaria de Saikazaki para respaldar a un candidato local del partido gobernante y se disponía a dar un discurso ante los simpatizantes cuando ocurrió el hecho.
Varios medios de comunicación, entre ellos la agencia de noticias Kyodo, informaron que se había lanzado un objeto parecido a una “bomba de humo”. Segundos después se escuchó una detonación y el lugar se llenó de humo blanco.
La cadena de televisión local NHK difundió imágenes de una persona retenida en el suelo por la policía mientras la multitud se dispersaba.
“Que algo así haya ocurrido en medio de una campaña electoral que constituye el fundamento de la democracia es lamentable. Es una atrocidad imperdonable”, dijo el responsable de estrategia electoral del partido gobernante, Hiroshi Moriyama, a NHK.
La seguridad en los actos de campaña de Japón puede ser relativamente relajada, dado que el país tiene estrictas leyes antiarmas y poca criminalidad.
Pero los dispositivos de seguridad alrededor de los políticos se reforzaron a raíz del asesinato del ex primer ministro Abe, que recibió un disparo durante un evento de campaña en julio de 2022.
Su presunto asesino, Tetsuya Yamagami, le disparó por sus vínculos con la Iglesia de la Unificación, una secta con importantes conexiones políticas a la que su madre donó tanto dinero que la familia se quedó en la bancarrota.
Tanto el jefe de la Agencia Nacional de Policía como el de la fuerza local renunciaron después del asesinato y de una investigación que reveló “carencias” en la seguridad del antiguo líder nipón.
El incidente en Wakayama coincide con la organización en Japón de cumbres ministeriales del G7 en Sapporo y en Karuizawa, cerca de Nagano, antes de la cumbre de líderes de este grupo en Hiroshima en mayo.