Indignación por la Ceremonia Inaugural de los Juegos Olímpicos


La ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París 2024, que prometía ser un evento histórico por su espectacularidad, se ha visto empañada por una serie de controversias que han generado profunda indignación. Mientras las delegaciones de los países desfilaban en barcas a lo largo del río Sena, mostrando el impresionante patrimonio histórico de Francia, el comité organizador utilizó esta plataforma universal, tradicionalmente destinada a fomentar la fraternidad y la paz, para promover ideologías que han resultado divisivas.

Lo más alarmante para muchos fue la representación de ‘La Última Cena’ de Leonardo Da Vinci, recreada por un grupo de drag queens, quienes interpretaron los papeles de Jesús y sus apóstoles. Este acto, que pretendía resaltar la “inclusión y la diversidad”, es en realidad una grave falta de respeto hacia una imagen sagrada para la fe cristiana. La comunidad católica expresa su indignación, calificando la representación como blasfema y una clara muestra de desprecio hacia las tradiciones religiosas.

Además, hubo una notable omisión de la rica tradición católica de Francia en la narrativa histórica del evento. A excepción de breves menciones a la catedral de Notre Dame, figuras emblemáticas como Santa Juana de Arco, una heroína nacional, fueron completamente ignoradas.

Este incidente ha desatado una ola de críticas y ha puesto en evidencia las tensiones entre la promoción de ciertas ideologías y el respeto por las creencias religiosas y culturales profundamente arraigadas.