El uso de pirotecnia, además de ser una práctica riesgosa para la salud y el medio ambiente, está prohibido en Puerto Iguazú desde 2019 mediante la resolución 728/19. Esta normativa prohíbe la fabricación, comercialización, tenencia y uso de pirotecnia y establece multas significativas que ahora pueden alcanzar hasta $1.448.000, equivalentes a 1.000 litros de nafta de mayor octanaje. Sin embargo, la falta de un organismo municipal designado para recibir denuncias y ejercer control dificulta la aplicación efectiva de la normativa.
El impacto del uso de pirotecnia sobre la salud es alarmante. Estos artefactos pueden generar niveles de ruido de entre 120 y 150 decibeles, muy por encima de los 90 que el oído humano puede tolerar sin daño. Además, son responsables de accidentes que ocasionan quemaduras severas y, en algunos casos, la pérdida de la visión por fallas en su funcionamiento. A pesar de estos riesgos, en los barrios de Iguazú ya se observan personas manipulando pirotecnia desde noviembre, sin un mecanismo claro para denunciar estas actividades.
Según consultas realizadas a diferentes áreas municipales, no existe claridad sobre qué dependencia del Ejecutivo es responsable de recibir denuncias o realizar controles. Esto deja a los vecinos sin una vía efectiva para reportar estas infracciones.
En paralelo, el Ministerio de Salud de Misiones lanzó la 15.ª edición de su campaña “Digamos No al uso de la pirotecnia”, con el objetivo de prevenir quemaduras y concientizar sobre los riesgos de estos productos. La campaña destaca que los festejos pueden mantenerse sin recurrir a elementos que representan un peligro para la salud y el medio ambiente.
En años anteriores, Misiones registraba entre 21 y 30 lesionados por pirotecnia durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Gracias a los esfuerzos de prevención, el año pasado esa cifra se redujo a cuatro casos: dos adultos y dos menores.
La falta de un plan operativo municipal para aplicar la resolución 728/19 plantea desafíos significativos para su cumplimiento, mientras la sociedad reflexiona sobre cómo celebrar de manera más segura y sostenible. El Territorio