“En el momento histórico particularmente oscuro” que vive la humanidad, que el deporte pueda ser un puente en favor de la paz. Esta es la esperanza expresada por el Papa que hoy recibió a los miembros de Athletica Vaticana, la asociación oficial multideportiva del Vaticano, nacida hace cinco años, en 2017. Un encuentro con Francisco que, como señaló el propio Pontífice, tiene lugar “en los primeros días de 2024, que es el Año Olímpico y Paralímpico”.
Pensando en el valor de la “tregua olímpica”, mi esperanza es que, en el momento histórico particularmente oscuro que vivimos, el deporte pueda tender puentes, derribar barreras, propiciar relaciones pacíficas.
El deporte, instrumento de inclusión
El “estilo marcado por la sencillez”, así como el compromiso con la promoción de la fraternidad, la inclusión y la solidaridad, son algunos de los aspectos peculiares de Athletica Vaticana descritos por Francisco, quien, ante todo, subrayó el “testimonio cristiano en el mundo del deporte”, definido por el Papa como “la expresión cultural más difundida”, siempre que, precisó, se mantenga siempre “el amateurismo que custodia el deporte”, que enseña “el valor de la fraternidad”
No somos islas: en el campo, no importa de dónde viene una persona, qué lengua habla o su cultura. Lo que importa es el compromiso y el objetivo común. Esta unidad en el deporte es una poderosa metáfora para nuestras vidas. Nos recuerda que, a pesar de nuestras diferencias, todos somos miembros de la misma familia humana. El deporte tiene el poder de unir a las personas, independientemente de sus capacidades físicas, económicas o sociales. Es una herramienta de inclusión que rompe barreras y celebra la diversidad.
Una lección para los jóvenes
El deporte, además de tener reglas que hay que respetar, enseña a ganar con humildad y a perder con dignidad, valores – es la indicación – “que hay que vivir en el día a día para construir una sociedad más justa y fraterna”.
El deporte también nos muestra que podemos enfrentarnos a nuestros límites con paciencia y determinación. Cada atleta, a través de la disciplina y el compromiso, nos enseña que con fe y perseverancia podemos alcanzar metas que nunca creímos posibles. Este mensaje de esperanza y coraje es crucial, especialmente para los jóvenes.
El deporte, expresión de los valores cristianos
Los hombres y mujeres que componen Athletica Vaticana, además de estar unidos por su servicio a la Santa Sede, comparten una “pasión por el deporte como experiencia de evangelización”, y “momentos de oración y servicio a los más necesitados”. De ahí un aspecto de la misión de Athletica Vaticana señalado por Francisco: el de expresar “cercanía concreta a los más frágiles”, a través de iniciativas “con jóvenes con discapacidades físicas y también con discapacidades intelectuales, con presos y detenidos, con migrantes, con las familias más pobres”.
Retomo la palabra “cercanía”, una cercanía que se hace tierna con el deporte. Como Dios con nosotros: Dios es cercano, y tierno, y por tanto compasivo.
Cercanía y ternura
En conclusión, el estímulo del Papa a Athletica Vaticana es “ver el deporte como un recorrido de vida” que, además de construir “una comunidad más unida”, puede hacer emerger “los valores de la vida cristiana: lealtad, sacrificio, espíritu de equipo, compromiso, inclusión, ascesis, redención”, sin olvidar nunca el aspecto del amateurismo, “que es como el jugo que da vida a la actividad deportiva”.