En un contexto de profunda crisis humanitaria, el Padre Gabriel Romanelli, párroco argentino de la iglesia latina de la Sagrada Familia en Gaza, expresó su gratitud por la cercanía espiritual y el compromiso por la paz manifestado por el Papa León XIV, así como por su predecesor, Francisco. En diálogo con AsiaNews, Romanelli destacó el “fuerte vínculo” que sienten los cristianos de la Franja con ambos pontífices, especialmente en un momento donde “la esperanza más grande es poder seguir viviendo en nuestra tierra”.
Desde el inicio de su pontificado, León XIV ha reiterado llamados a la paz y ha señalado con preocupación la grave situación de hambruna que afecta a los más de dos millones de habitantes en Gaza, muchos de ellos en condiciones de extrema necesidad. “Nos reconfortan sus palabras y su constante presencia, porque a través de él sentimos la solidaridad de toda la Iglesia”, señaló Romanelli.
El sacerdote, miembro del Instituto del Verbo Encarnado, remarcó que la oración del Santo Padre es vivida por la comunidad cristiana local como una verdadera protección. “Los cristianos de Gaza son muy religiosos y saben que la oración del Papa tiene fuerza. Además, él es una figura mundial que no duda en hablar de paz, en pedir el fin de la guerra, la liberación de los rehenes y el ingreso de ayuda humanitaria”, explicó.
Romanelli también valoró el rol del Vaticano como mediador en medio del conflicto. “Ningún otro líder mundial habla tan claramente de paz como él. Incluso ofreció el Vaticano como espacio para el diálogo entre partes enfrentadas”, subrayó.
Respecto a la situación cotidiana en Gaza, el párroco advirtió que no reciben ayuda desde hace tres meses. “El patriarcado latino ha estado siempre cerca, y la Iglesia, cuando puede, sigue brindando asistencia concreta a miles de familias. Pero es urgente que se permita el ingreso de bienes esenciales”, afirmó.
La parroquia que dirige alberga actualmente a unos 500 refugiados. Allí, la comunidad sobrevive gracias a estrictos racionamientos. “Tamizamos la harina varias veces para quitarle los gusanos, intentamos purificar el agua, pero ya hay varios casos de disentería. Son enfermedades que se curan con medicamentos simples, pero aquí no se consiguen”, describió con crudeza.
Finalmente, Romanelli reiteró que las necesidades son muchas, pero la principal sigue siendo la paz. “La gente quiere quedarse en su tierra, vivir en libertad. No piden lujos, sólo que se terminen los bombardeos, se liberen a los rehenes y llegue la ayuda. Vivir sin miedo, vivir con dignidad en nuestra propia tierra”, concluyó.