“Escuchar, discernir y caminar”: El llamado de Francisco a la Curia Romana en su saludo navideño


En la tradicional audiencia a la Curia Romana con motivo de los saludos navideños, el Papa Francisco compartió un mensaje de profunda reflexión, centrado en tres verbos fundamentales: escuchar, discernir y caminar.

El Santo Padre comenzó recordando el misterio de la Navidad como un anuncio inesperado de la presencia de Dios entre nosotros, destacando la importancia de mantener viva la pasión en un mundo marcado por la violencia, el cambio climático, la pobreza y el sufrimiento.

Escuchar: Un acto de comprensión profunda

Francisco enfatizó que la escucha va más allá de oír un mensaje; implica comprender los deseos y necesidades del otro. Subrayó la necesidad de superar prejuicios y esquemas, recordando que la escucha es el comienzo de un camino. Alertó sobre el riesgo de convertirse en “lobos rapaces” al comunicarnos, instando a la Curia a redescubrir el valor de las relaciones, fomentando un espíritu evangélico.

Discernir: Superar esquemas y abrirse a la novedad

El discernimiento, según el Papa, implica despojarse de la pretensión de saberlo todo y de la tentación de aplicar reglas sin considerar la superioridad del Misterio de Dios sobre nuestras ideas. Hizo hincapié en la necesidad de salir de la zona de confort, cuestionar adquisiciones y permitir que Dios nos transforme, evitando la parálisis y la rigidez.

Caminar: La importancia de un viaje en constante movimiento

Finalmente, Francisco evocó la imagen de los Reyes Magos para destacar la importancia de caminar. Recordó que la fe cristiana nos llama a salir de nuestras certezas, a enfrentar el miedo y a avanzar hacia la plenitud de la vida. Advirtió contra la inmovilidad generada por el miedo, la rigidez y la repetición de esquemas, subrayando que solo aquellos que aman son capaces de avanzar.

En su mensaje de agradecimiento a la Curia Romana, el Papa instó a cultivar la escucha del corazón, practicar el discernimiento y permanecer siempre en camino con humildad y admiración. Concluyó destacando que la verdadera diferencia no radica en divisiones ideológicas, sino en la distinción entre aquellos “enamorados” y aquellos “acostumbrados”, concluyendo con la afirmación de que “sólo caminan los que aman”.