El Vaticano y Cáritas reclaman ante la ONU una reforma urgente del sistema financiero internacional para poner fin a la crisis de la deuda


Durante la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, celebrada en Sevilla, representantes de la Iglesia Católica advirtieron sobre el impacto devastador del endeudamiento en los países en desarrollo. 

En el marco de la IV Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre Financiación para el Desarrollo (FfD4), la Santa Sede y Cáritas Internationalis hicieron un llamado enérgico a la comunidad internacional para abordar la creciente crisis de la deuda que afecta a los países en desarrollo, advirtiendo que las naciones más vulnerables enfrentan la dolorosa disyuntiva entre pagar sus compromisos financieros o garantizar derechos básicos a sus ciudadanos.

«La política financiera y económica debe servir al pueblo, y no al revés», afirmó el arzobispo Gabriele Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, durante su intervención en el evento celebrado en Sevilla. En línea con el espíritu del Año Jubilar, Caccia instó a los líderes mundiales a ser audaces y comprometidos en la lucha contra las injusticias estructurales del sistema financiero internacional.

En un acto conjunto organizado por la Santa Sede y Cáritas Internationalis, el arzobispo italiano subrayó la necesidad de reformas profundas y urgentes para garantizar que los préstamos y mecanismos de financiamiento sean “transparentes, participativos, responsables y sostenibles”. Enfatizó que ningún país debería verse forzado a recortar inversiones esenciales en salud y educación para cumplir con el pago de sus deudas.

Por su parte, el secretario general de Cáritas Internationalis, Alistair Dutton, destacó que la crisis de la deuda es «el problema menos doloroso de resolver en la financiación global», y celebró que varios países participantes se comprometieran a revisar las condiciones de reestructuración y sostenibilidad de las deudas soberanas. Dutton recordó que el Año Jubilar no es solo un símbolo de esperanza, sino también «un mandato de justicia».

Durante la conferencia, se remarcó que las Naciones Unidas han detectado un deterioro preocupante en la situación financiera de muchos países en desarrollo, donde la deuda ha alcanzado niveles no registrados en más de dos décadas. Esto, advirtieron los expositores, está generando retrocesos significativos en los compromisos de desarrollo y aumentando la presión sobre poblaciones vulnerables.

Como parte de la campaña «Convertir la deuda en esperanza», impulsada por Cáritas Internationalis con miras al Jubileo 2025, diversos expertos en finanzas globales alertaron sobre la necesidad de establecer mecanismos eficaces y equitativos de reestructuración de la deuda, centrados en la defensa de los derechos humanos y del desarrollo sostenible.