«El que delinque tiene que tener un tratamiento, pero la baja de imputabilidad no será la solución al problema» – Padre Daniel Pesce


En una entrevista exclusiva en Radio Tupa Mbae, el Padre Daniel Pesce, referente del Hogar de Cristo de Posadas, ofreció una profunda reflexión sobre la posible reforma en la ley que evaluaría reducir la edad de imputabilidad en Argentina de 16 a 13 o 14 años. Este tema ha generado un amplio debate en la sociedad, y el Padre Pesce compartió su perspectiva desde los principios de la Iglesia y su experiencia trabajando con jóvenes en situación de vulnerabilidad.

Pesce destacó que la solución a la delincuencia juvenil no radica en la baja de imputabilidad, sino en abordar las causas estructurales como la pobreza, la desigualdad y la falta de apoyo del Estado. Desde una perspectiva cristiana, subrayó la importancia de la misericordia, la solidaridad con las víctimas y el acompañamiento a los jóvenes en situación de vulnerabilidad, como lo hace el Hogar de Cristo. Asimismo, cuestionó la efectividad de la lucha contra el narcotráfico, sugiriendo que, más allá de los decomisos, sigue prevaleciendo la droga en los barrios. Además, hizo un llamado a la sociedad y al Estado para generar políticas de prevención y promover un diálogo profundo sobre las verdaderas causas del delito juvenil, evitando respuestas punitivas que no resuelven el problema.

 

El Padre Daniel Pesce explicó que su postura no se basa únicamente en la teoría, sino en una reflexión inspirada por la enseñanza de Jesús y la doctrina de la Iglesia. «Lo más importante, desde nuestra mirada, es la misericordia», afirmó, enfatizando que la respuesta a la problemática de la delincuencia juvenil no está en una mayor represión o violencia institucional. Según el cura, estas medidas no lograrían solucionar el problema, sino que, por el contrario, podrían empeorarlo.

El verdadero desafío, según explicó, radica en abordar los problemas estructurales que empujan a los jóvenes hacia la delincuencia: la pobreza, la desigualdad, la deserción escolar y la falta de apoyo del Estado en los barrios. «Necesitamos crear un entorno donde los chicos puedan soñar con un futuro mejor, no con delinquir», sostuvo, citando las palabras del obispo Colombo, quien expresó el deseo de que los jóvenes de 12, 13 y 14 años pudieran imaginar un futuro lleno de oportunidades, lejos de la violencia.

El padre también destacó la importancia de solidarizarse con las víctimas de delitos cometidos por menores, pero subrayó que la solución no se encuentra en reducir la imputabilidad, sino en atacar las causas subyacentes del problema. «La baja de imputabilidad no va a resolver el problema. Seguirá ocurriendo, porque seguimos dejando a los chicos en un contexto de exclusión y vulnerabilidad», señaló.

Además, Pesce reflexionó sobre el papel de la Iglesia en esta situación, destacando que, a pesar de que muchos en los medios no dan visibilidad a la voz de la Iglesia, esta sigue trabajando incansablemente para aliviar el sufrimiento de los más necesitados. En este sentido, recordó las palabras del Papa Francisco, quien aboga por una Iglesia en salida, que no se limite a los espacios litúrgicos, sino que salga al encuentro de los más pobres, «hablando su lenguaje», y creando puentes en los barrios más vulnerables.

El Padre Alejandro Cañete, conductor del programa Caminando juntos, acompañado por el Padre Daniel Pesce

En relación a la lucha contra el narcotráfico, el referente del Hogar de Cristo fue contundente al cuestionar si realmente hay un compromiso serio por parte del Estado para erradicar el tráfico de drogas. «Hay decomisos, pero la droga sigue en los barrios. ¿Es esto una verdadera lucha o solo una foto para la prensa?», se preguntó. A su juicio, los jóvenes que caen en el delito son, en muchos casos, víctimas de un sistema que no ofrece alternativas reales, y destacó la necesidad de un abordaje integral que no se limite solo a las medidas represivas.

Pesce también habló sobre el trabajo que realiza el Hogar, donde, a través de un enfoque de contención y acompañamiento, buscan ofrecer una salida a los jóvenes atrapados en el consumo de drogas. «No somos un centro de rehabilitación, somos una familia que abraza a los chicos en situaciones vulnerables», afirmó. El objetivo, según explicó, es que los jóvenes puedan reconocer el daño que les causa la droga y encontrar la fuerza para cambiar su vida.

El religioso también relató el testimonio de varios jóvenes que han pasado por el Hogar de Cristo, destacando que, aunque la lucha es difícil, siempre existe la posibilidad de cambiar. «No es el fin de la ruta», enfatizó. Aseguró que no hay que perder la esperanza, ya que muchos jóvenes logran superar su adicción y encontrar un camino hacia una vida mejor.

Finalmente, el Padre Pesce hizo un llamado a la sociedad y al Estado para fomentar una cultura de diálogo y entendimiento. «La solución no está en la baja de imputabilidad, sino en un debate profundo y serio sobre las verdaderas causas del delito juvenil. Necesitamos una presencia del Estado que vaya más allá de lo punitivo, con políticas que generen oportunidades y esperanza», concluyó.