El peronismo enfrenta un momento de profunda reflexión interna tras la derrota electoral en las legislativas nacionales. El resultado, que sorprendió a propios y ajenos, tensionó la relación entre los distintos sectores de Fuerza Patria, especialmente entre el gobernador bonaerense Axel Kicillof y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK).
Desconcierto y primer balance
El impacto del triunfo de La Libertad Avanza (LLA) en la provincia de Buenos Aires dejó al peronismo en un estado de asombro. Las mesas testigo anticiparon un panorama distinto al esperado, y el resultado oficial confirmó un revés que no estaba contemplado por ningún escenario dentro del partido.
En la sede de Fuerza Patria, Kicillof fue el único en pronunciarse públicamente, acompañado por Máximo Kirchner, Sergio Massa y varios candidatos al Congreso, entre ellos Jorge Taiana y Juan Grabois. En su mensaje, el gobernador llamó a mantener la militancia y la organización pese a la derrota: “Ni miedo ni tristeza, ni resignación, más trabajo, más militancia, más organización y más fuerza”, afirmó.
El debate por el desdoblamiento bonaerense
Uno de los principales focos de tensión interna es la decisión de desdoblar las elecciones en Buenos Aires. Si bien esta estrategia permitió una victoria en septiembre por más de 14 puntos, los sectores más cercanos a CFK consideraron que la dispersión de esfuerzos fue un error. La propia vicepresidenta había advertido en varias ocasiones sobre los riesgos de separar los comicios, una postura que ganó fuerza tras el resultado adverso de las legislativas.
“El Gobernador no salía airoso en ningún escenario: si ganaba más, le reclamaban mejor desempeño; si empataba, le reprochaban el costo del desdoblamiento; y si perdía, como ocurrió, la culpa recaía directamente sobre él”, explicó un dirigente del oficialismo.
Primeras reacciones internas
Las críticas no tardaron en manifestarse. El exministro Juan Cabandié, referente de La Cámpora, apuntó en sus redes sociales al diseño de listas desde el Área Metropolitana de Buenos Aires, que, según él, debilitó acuerdos locales y contribuyó a las derrotas. “Diseñar desde la capital las candidaturas de las provincias y no respetar las construcciones locales ha sido una de las causas de las múltiples derrotas”, sostuvo.
Cabandié enfatizó la necesidad de reconstruir un “proyecto nacional con representantes provinciales, con votos y con carácter federal”, en un mensaje que combina autocrítica y cuestionamientos a la conducción kirchnerista.
Una interna pendiente
El peronismo ha postergado debates internos durante meses, amparado por la victoria de septiembre en la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, las tensiones históricas, como el armado de listas y la relación entre Kicillof y CFK, vuelven al primer plano tras la derrota.
En el período reciente, hubo intentos de evitar enfrentamientos durante la campaña, priorizando la confrontación con la gestión de Javier Milei. No obstante, la expectativa de dirigentes del oficialismo es que los debates pendientes se reanuden en los próximos días, con foco en la agenda económica y social del país.
El desafío hacia adelante
Más allá de la autocrítica, los líderes peronistas coinciden en que el objetivo es mirar hacia el futuro. Según un dirigente de La Cámpora, la prioridad será definir cómo afrontar el endeudamiento y diseñar políticas que impacten a corto, mediano y largo plazo para familias, empresas y el país.
En los últimos meses, se registraron gestos de acercamiento entre Kicillof y CFK, lo que abre la posibilidad de consolidar una unidad que vaya más allá de la mera convivencia. Sin embargo, el desafío central será transformar esa unidad en una estrategia efectiva para recuperar votos y fortalecer la gestión de cara a los próximos comicios.

