El Papa Francisco ha destacado la importancia y la autoridad del Documento final del Sínodo de la Sinodalidad, al declarar que forma parte del “magisterio ordinario” de la Iglesia. En una nota oficial difundida hoy, el Pontífice subrayó que el documento debe ser aceptado por todas las comunidades católicas como una guía autorizada para la vida y misión de la Iglesia, fruto de un proceso sinodal que ha involucrado a millones de personas desde 2021.
En su mensaje, el Papa recordó que el Documento final no solo recoge las conclusiones de los debates sinodales, sino que también constituye una orientación para el futuro, basada en el discernimiento y la escucha. “Reconociendo el valor del camino sinodal realizado, entrego ahora a la Iglesia todas las indicaciones contenidas en el Documento final, como restitución de lo que se ha madurado a lo largo de estos años”, expresó Francisco.
Este documento, que fue aprobado el 26 de octubre por los participantes del Sínodo, tiene un carácter vinculante para todas las diócesis y comunidades eclesiales, que ahora deben “tomar decisiones coherentes” con sus directrices. En su declaración, el Papa recordó que el proceso sinodal continúa, y que las diócesis, conferencias episcopales y otros organismos deben aplicar las recomendaciones del documento según sus respectivos contextos y realidades locales.
La sinodalidad como marco interpretativo de la misión de la Iglesia
El Papa Francisco señaló que el Documento final es una forma de ejercer el magisterio del Papa, que “tiene algunas características nuevas, pero que corresponde a lo que ya había señalado en 2015 sobre la sinodalidad como el marco interpretativo adecuado para comprender el ministerio jerárquico”. En ese sentido, recordó sus palabras de hace casi una década, en las que afirmó que la sinodalidad es un enfoque que redefine la relación entre los miembros de la Iglesia y sus estructuras de autoridad.
La propuesta del Papa implica que la implementación de las indicaciones del Documento final se hará mediante un proceso de discernimiento sinodal en las Iglesias locales. La fase de aplicación se centrará en la evaluación y promoción de la participación de todos los bautizados en la vida eclesial, buscando avanzar en la construcción de una Iglesia sinodal misionera.
Una Iglesia en camino hacia nuevas formas de ministerialidad
Entre los puntos clave del documento aprobado, se destaca la importancia de mantener una evaluación continua sobre los avances de la sinodalidad y de la participación de los fieles. En este sentido, se enfatizó la necesidad de adaptar las estructuras y prácticas a los contextos locales, promoviendo la creatividad en el ejercicio del ministerio y la acción misionera.
“En muchos casos, se trata de aplicar lo que ya está previsto en la legislación vigente”, explicó el Papa, “pero en otros será posible activar nuevas formas de ministerialidad y acción misionera, experimentando y sometiendo las experiencias a verificación”. Esta “fase de implementación” será supervisada por la Secretaría General del Sínodo, con el apoyo de los dicasterios de la Curia Romana.
El futuro de la Iglesia: participación y misión
A través de este Documento final, el Papa Francisco ha delegado la responsabilidad de llevar a cabo estos cambios en las comunidades locales, animando a las diócesis y a las conferencias episcopales a que dediquen los recursos necesarios para fomentar el crecimiento de la Iglesia sinodal en misión. Para ello, se recomienda mantener un contacto continuo con la Secretaría General del Sínodo, que jugará un rol clave en la supervisión del proceso.
Con la aprobación de este documento, el Pontífice reafirma su compromiso con una Iglesia más inclusiva y participativa, que sigue el camino marcado por el discernimiento sinodal y que continúa su misión evangelizadora en el mundo contemporáneo. AICA