Durante la audiencia general celebrada este miércoles en la Plaza de San Pedro, el papa León XIV exhortó a los fieles a adoptar una “mirada contemplativa” sobre la creación y a ejercer un rol activo en su protección. “La humanidad debe ser guardiana de la creación, no destructora”, afirmó, llamando a defender tanto a las personas como a las criaturas “de la codicia de los lobos”.
En el marco de su ciclo de catequesis sobre Jesucristo, nuestra esperanza, el Pontífice subrayó la responsabilidad de los creyentes de “ofrecer sus voces para ayudar a los necesitados y cuidar el medio ambiente”. Invitó asimismo a un cambio profundo de actitud: “Estamos llamados a cambiar de rumbo, como nos pide Jesús, y a cambiar la historia”.
La Resurrección, clave para afrontar los desafíos actuales
León XIV centró su reflexión en la Resurrección de Cristo, al señalar que ese acontecimiento puede transformar todas las relaciones humanas: con Dios, con los demás y con la creación. Recordó el relato de María Magdalena, quien inicialmente no reconoció al Resucitado y lo confundió con un jardinero. “No estaba del todo equivocada —comentó el Papa—, pues debía comprender su misión a la luz del nuevo Hombre, aquel que dice: ‘He aquí, yo hago nuevas todas las cosas’”.
“Sin custodios del jardín, la humanidad se vuelve destructora”
El Papa retomó la enseñanza de la encíclica Laudato si’, señalando que su antecesor, el papa Francisco, “nos mostró la extrema necesidad de una mirada contemplativa”. Advirtió que, cuando el ser humano renuncia a su papel de custodio del jardín, termina convirtiéndose en su destructor.
La esperanza cristiana —agregó— responde a los desafíos contemporáneos desde ese mismo jardín donde Cristo fue sepultado “como semilla destinada a dar fruto”. En ese marco, definió la muerte y resurrección de Jesús como fundamento de una “espiritualidad de ecología integral”, necesaria para que las palabras de la fe y de la ciencia se encuentren y dialoguen.
Conversión ecológica y compromiso público
León XIV insistió en que los cristianos no pueden separar la conversión ecológica del llamado evangélico a cambiar de vida. Evocó el gesto de María Magdalena al volverse hacia Jesús aquel amanecer de Pascua, símbolo de un camino espiritual que “cambia la historia, nos involucra públicamente y activa una solidaridad que protege a las personas y a las criaturas”.
Destacó, además, que el clamor de los pobres y de la tierra ya está movilizando a millones de jóvenes y a personas de buena voluntad en todo el mundo. “Los hijos e hijas de la Iglesia pueden ahora encontrarse con ellos y dejarse tocar el corazón”, afirmó.
“Escuchar a quienes no tienen voz”
Al concluir, el Papa elevó una oración pidiendo al Espíritu Santo la gracia de escuchar “la voz de quienes no tienen voz”. Solo así —dijo— será posible vislumbrar “ese jardín, o Paraíso, al que se llega acogiendo y cumpliendo la propia misión”.
La audiencia concluyó con el llamado del Pontífice a asumir con decisión el compromiso de proteger la creación: un camino espiritual, ético y social que, insistió, “no puede seguir esperando”.

