El Papa León XIV: “Europa nunca debe olvidar sus raíces judeocristianas”


El Sumo Pontífice afirmó este miércoles que Europa no debe perder de vista sus raíces judeocristianas durante un encuentro con una delegación del Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) del Parlamento Europeo, fuerza política dentro del órgano legislativo de la Unión Europea.

Durante la reunión, el pontífice agradeció a los parlamentarios democráticamente elegidos por su servicio a sus electores y a la comunidad europea en general, e instó a no olvidar su deber de incluir a las personas marginadas mientras trabajan por el bien común.

León XIV destacó que la característica de cualquier sociedad civilizada es la capacidad de debatir diferencias de manera abierta y respetuosa, algo que “da testimonio de nuestra reverencia por la dignidad dada por Dios a todos los hombres y mujeres”.

El Papa subrayó que la identidad europea sólo puede entenderse y promoverse “en referencia a sus raíces judeocristianas”, en línea con el llamado de sus predecesores recientes. Aclaró que preservar este legado no significa únicamente proteger los derechos de las comunidades cristianas o mantener costumbres pasajeras, sino reconocer el aporte histórico y cultural del cristianismo al desarrollo de Europa.

“Todos somos beneficiarios de la contribución que los miembros de las comunidades cristianas han hecho y siguen haciendo para el bien de la sociedad europea”, afirmó, recordando catedrales, obras de arte, música, avances científicos y el crecimiento de las universidades como parte de este patrimonio.

El Papa también defendió el valor del pensamiento cristiano en la protección de los derechos y la dignidad de cada persona, “desde la concepción hasta la muerte natural”. Señaló que los principios éticos heredados de Europa ofrecen una base sólida para enfrentar desafíos como la pobreza, la exclusión social, los problemas climáticos y la violencia.

León XIV subrayó que mantener la voz de la Iglesia, a través de su doctrina social, no busca restaurar un pasado, sino asegurar que “no se pierdan recursos clave para la cooperación y la integración futuras”. Hizo referencia, además, a la promoción del diálogo entre fe y razón impulsada por Benedicto XVI, descrita como una interacción “mutuamente purificadora”.

El pontífice concluyó su discurso señalando la responsabilidad de los políticos en fomentar el respeto por las necesidades y competencias de cada persona y expresó su deseo de que participen activamente en el diálogo social y cultural, “no sólo por el bien de los pueblos de Europa, sino de toda nuestra familia humana”.