“Es hermoso que también ustedes se dejen interpelar por la realidad, redescubriendo y repensando la fe para extraer de ella riquezas sin precedentes para un futuro mejor”, esta es la exhortación que el Papa Francisco dirigió a los participantes en el Encuentro de la Asociación de Jóvenes Profesionales del Instituto Toniolo, a quienes recibió en audiencia la mañana de este viernes 12 de enero, en la Sala Clementina del Vaticano.
10 años de colaboración con las Representaciones Pontificias
Al recibir a los jóvenes estudiantes de pregrado y posgrado de la Universidad Católica del Sagrado Corazón que participan en el Fellowship Program en funciones operativas de la Misión Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, el Santo Padre les agradeció por el trabajo que vienen desarrollando desde hace 10 años en las Representaciones Pontificias y que este año gracias a la participación de la Fundación Arvedi se ha permitido aumentar el número de becarios.
“Es hermoso que cada uno de ustedes pueda tener experiencia en el contacto con el ministerio petrino, a través del trabajo con instituciones internacionales y adquiriendo una experiencia de fe vivida, de vida cristiana que afronta los desafíos actuales del mundo. Pero su presencia también hace mucho bien a nuestras instituciones, a las que aporta un soplo de aire fresco, la capacidad de soñar, el deseo de mirar hacia el futuro”.
El desafío del “pensamiento breve”
A los jóvenes estudiantes el Papa Francisco también les advirtió que hoy se está difundiendo lo que algunos llaman el “pensamiento breve”, es decir, un pensamiento formado por unos pocos caracteres, que no mira hacia arriba y hacia adelante, sino el aquí y ahora, fruto de las necesidades del momento; un pensamiento que se mueve por instinto y se mide en instantes; que parece sustituir el ya “débil” pensamiento del posmodernismo.
“Frente a la complejidad de la vida y del mundo, este pensamiento ‘breve’ conduce a la generalización y a la crítica, a la simplificación y a la desnaturalización de la realidad, en la búsqueda del propio interés inmediato más que del bien de los demás y del futuro de todos. Me preocupa oír hablar de jóvenes atrincherados detrás de una pantalla, cuyos ojos reflejan luces artificiales en lugar de dejar brillar su creatividad”.
Necesitamos la creatividad y el impulso de los jóvenes
Ante este desafío del “pensamiento breve”, el Santo Padre les propuso el antídoto de la “pasión y compromiso” de los jóvenes; porque, contra la tentación de adaptarte a las cosas pasajeras, ustedes proponen cultivar una mirada alta, que busca las estrellas, no el polvo. Sin embargo, el Pontífice señaló que, hoy algunos jóvenes parecen estar “exprimidos”, es decir, convertidos en objeto de actuaciones cada vez más exigentes, corren el riesgo de ver secarse el jugo de la vida.
“Es triste ver a jóvenes apáticos y anestesiados, tumbados en sofás en lugar de trabajar en las escuelas y en las calles, doblados sobre su pantalla en lugar de un libro o un hermano necesitado. Es triste. Jóvenes profesionales por fuera y sin vida por dentro, que, exprimidos por el deber, se refugian en la búsqueda del placer. Todos necesitamos la creatividad y el impulso que sólo ustedes, los jóvenes, pueden darnos: en sus manos esta la creatividad y el impulso, de su sed de verdad, su grito de paz, su intuición sobre el futuro, sus sonrisas esperanzadas”.
Ser creadores de armonía y belleza
Asimismo, el Santo Padre animó a los jóvenes a donar sus vidas, a arriesgarse en la vida para descubrir que ellos mismos son un don. Porque en el contexto occidental en el que vivimos rodeados de dones y regalos, de muchas cosas muchas a veces inútiles, inmersos en productos fabricados por el hombre que nos hacen perder el asombro ante la belleza que nos rodea.
“La creación nos invita a ser a nuestra vez creadores de armonía y belleza; escapar de la adicción a lo virtual, del mundo hipnótico de las redes sociales que anestesia el alma, para ofrecer a los demás algo nuevo y hermoso. Una investigación que les emociona, una oración hecha desde el corazón, una investigación que les estremece, una página que donan a los demás, un sueño por realizar, un gesto de amor hacia quien no puede corresponder… Esto es crear, asimilar el estilo con el que Dios hizo el mundo, el estilo de la gratuidad, que nos aleja de la lógica del ‘hago para tener’ y del ‘trabajo para ganar’”.
La diplomacia siempre ha sido un vehículo de la paz
Y al concretar estas ideas en un tema, el Papa Francisco eligió el tema urgente de la paz. Una mirada al presente hace que parezca lejana esa aspiración de bien, de armonía, de coexistencia pacífica entre los pueblos de la que la actividad diplomática siempre ha sido un vehículo. Sin embargo, gran parte de la diplomacia parece haber olvidado su naturaleza como recurso llamado a cerrar la brecha cada vez más profunda en las relaciones entre naciones.
“Lo vemos persiguiendo los hechos sin esa fuerza preventiva, ese soñar-dialogar-arriesgar por la paz que limita el uso de las armas. Por eso las guerras son el resultado de relaciones de fuerza prolongadas, sin un comienzo preciso y sin un final seguro. Pero ¿dónde están las empresas intrépidas, las visiones audaces? ¿Y de dónde pueden venir sino de corazones jóvenes e intrépidos, que acogen el bien en sí mismos y captan el Evangelio tal como es, para escribir nuevas páginas de fraternidad y esperanza?”
Finalmente, el Santo Padre confío estos sueños a los jóvenes, los sueños de una persona mayor que se emociona al ver sus rostros jóvenes; y pienso en cuánto más entusiasmo tienen al mirar a Jesús, Aquel que siempre tiene un corazón joven y que ha llamado a los jóvenes a seguirlo.